A fines de 2016, Jonathan Zacaría, puntero argentino de la U, sufría una dura lesión tras fracturarse tibia y peroné en un duelo ante Temuco. Casi un año después y luego de haber alcanzado a jugar algunos partidos en la parte final de 2017, el transandino sufrió el corte del ligamento cruzado de la rodilla en un amistoso de pretemporada contra La Serena. Eso fue en enero del año pasado y desde ahí no ha vuelto a pisar una cancha de fútbol. Entremedio, en octubre de 2018, se le renovó su contrato por un año más, decisión que adoptó el entonces gerente deportivo Ronald Fuentes y que provocó la molestia de muchos directores que no fueron consultados de la situación.
El tema es que entre las lesiones y la cuota de extranjeros a tope, en la tienda azul están complicados con la presencia del jugador. Y buscan fórmulas para que se vaya de la institución antes de fin de año, que es cuando se termina su contrato.
Ya a inicios de 2019 la dirigencia negoció con su representante Rodrigo Vilariño una suerte de resarcimiento económico por no inscribirlo. Como aún no estaba 100% recuperado y los cinco foráneos ya estaban en el club, su presencia ya era un problema. Hoy, con el segundo semestre a la vuelta de la esquina, la realidad es distinta. Porque Zacaría está listo para volver, pero esa cuota de extranjeros sigue llena en la U. Y la que se busca liberar con Gabriel Torres está pensada para contratar un delantero, no para Zacaría.
Así las cosas, Azul Azul le ofreció a Vilariño un acuerdo: que le buscara club, la U no pondría trabas para dejarlo partir a préstamo estos seis meses, tampoco cobraría por el traspaso e incluso le daría un bono de 60 mil dólares al agente, pero con la condición de que no tendrían que hacerse cargo de ningún porcentaje de su salario, porque el pase pertenece en un 50% a la U y el otro 50% sigue siendo de Quilmes.
El problema surgió cuando el representante del jugador regresó a la institución con una posibilidad de un equipo del Nacional B argentino que no cumplía con una de las condiciones puestas por los azules, dado que el elenco transandino quiere que los dos clubes paguen el sueldo (que para la U tendría un costo de casi 65 mil dólares por los seis meses). En el CDA se negaron rotundamente.
Las matemáticas no dan. Porque esa fórmula le provocaría a los azules gastar cerca de 125 mil de la divisa norteamericana (60 mil por el bono más los 65 mil de sueldo), mientras que mantenerlo hasta fin de año, aún cuando no lo inscriban, costaría 90 mil de la misma moneda, toda vez que su sueldo actual asciende a los US$ 15 mil mensuales.
Números más o menos, lo cierto es que la U, por ahora, no sabe qué hacer con Jonathan Zacaría.