Son amigos desde mucho antes que sus apellidos irrumpieran en el circuito bajo la etiqueta de los “Next Gen”. Crecieron compartiendo canchas y torneos juniors por toda Europa. Jugaron dobles en los Grand Slam juveniles y fueron ganando peso como los grandes referentes de la generación 1997. Hoy, ya siendo estrellas del mundo del tenis, jugaron su primera final de Masters 1000 en contra, y la victoria fue para Zverev. 6-2 y 6-3 el resultado de un partido que deja al alemán como nuevo número cuatro del mundo.
Hay momentos bisagras en la vida de todos los tenistas. Esa semana donde las cosas funcionan y en donde queda un precedente que cambia todo lo que viene después. Alexander Zverev espera que eso haya pasado en Tokio. Esa medalla de oro lo impulsó y lo tiene jugando un tenis espectacular en la gira de verano estadounidense.
La semifinal contra Tsitsipas demuestró a este nuevo Zverev. Vomitó en la cancha y tuvo que remontar un duelo épico contra el helénico, mientras su cuerpo superaba su propio limite. Son detalles que demostraban que él sabe que es su momento. El Abierto de Estados Unidos lo espera, pero Alexander tenía un objetivo antes de la Gran Manzana. Quería despedirse de Cincinnati con el trofeo entre sus brazos.
Y ahí tenía que medirse ante el que es, según sus propias palabras, uno de sus mejores amigos del circuito, Andrey Rublev. Ambos han ido quemando juntos cada paso que un tenista debe superar para transformarse en profesional. El Orange Ball y los Grand Slam juveniles han visto pasar una amistad que lleva más de 10 años cosechándose.
Pero en la cancha la amistad quedó atrás y ambos dieron todo por celebrar en Ohio. Pero del duelo nivelado y dramático que se esperaba, ni la sombra. Zverev apabulló a Rublev. Jugó un nivel más arriba y selló la victoria en unos cortos 59 minutos. 6-2 y 6-3 el marcador de un partido que le da el quinto Masters 1000 y el decimoséptimo trofeo de su carrera. Rublev por su parte debe sufrir su segunda derrota en una instancia decisiva de Masters 1000, tras haber caído este año ante Tsitsipas en Montecarlo, además de tener que seguir lidiando con la superioridad de su amigo. 5-0 el historial entre ellos para “Sascha”.
Además del título, Alexander aparecerá este lunes en el cuarto lugar del mundo. Un sitial al que vuelve tras haber logrado hace un par de años la tercera plaza del ranking mundial. Él mismo dijo que se sentía con confianza de cara al Open de Estados Unidos, ¿y cómo no? Si es uno de los mejores jugadores del momento. Esta semana demostró que tiene estanque, tenis y fuerza para medirse con cualquiera, incluso con Djokovic. La próxima semana comienza la acción en Nueva York, un torneo donde Alexander defiende la final, y donde espera por fin poder hacerse grande.