En mayo, una ejecutiva del sello sueco Polar Music, la subsidiaria de Universal que posee los derechos de la música de ABBA, aseguró que el desaparecido cuarteto sigue vendiendo aproximadamente un millón de discos cada año. Una cifra sorprendente para cualquier artista que navega en la industria musical moderna, pero especialmente llamativa para un grupo separado hace más de 35 años, con integrantes que no cuentan con la exposición mediática de otros sobrevivientes de los proyectos musicales más populares y rentables de la historia, como los Beatles o Pink Floyd.
Lo cierto es que pocos artistas han sabido administrar mejor su legado -y monetizarlo- que el cuarteto de Estocolmo; en especial Björn Ulvaeus y Benny Andersson, la dupla masculina de compositores y letristas del conjunto, que han encontrado un segundo tiempo en sus carreras llevando su imbatible catálogo a los teatros y a los cines.
¿El último ejemplo? Mamma mia! Vamos otra vez, la segunda película inspirada en la música del grupo, que llega hoy a los cines chilenos tras haber recaudado más de US $350 millones en el mundo.
Incluso, debido a proyectos como éste último, se podría afirmar que el impacto actual del grupo es igual o mayor al que tuvieron durante la década que permanecieron juntos, y que se cerró en 1982, con el término de los dos matrimonios que la conformaban (el de Ulvaeus con Agnetha Fältskog y el de Andersson con Anni-Frid "Frida" Lyngstad). El quiebre hizo que la popularidad de ABBA fuera decayendo considerablemente en los 80, pero la reedición de su catálogo por parte de Polar, a fines de esa década, comenzó a revivir el interés por la música de los suecos, a través de populares compilaciones de éxitos inmortales y las irreemplazables voces de su tándem femenino.
La nueva edad de oro
Fue en 1999 que el grupo selló una posición permanente en la cultura pop, gracias al musical Mamma mia!. Andersson y Ulvaeus ya habían iniciado una exitosa carrera como compositores de montajes teatrales cuando la productora Judy Craymer los convenció -tras años de insistencia- de adaptar las canciones de ABBA a una obra musical. El debut en Londres de ese año marcó el inicio de uno de los musicales más exitosos de los últimos 20 años: Mamma mia! ha sido estrenada en más de 50 países (incluyendo 14 años en Broadway) y traducida a 26 idiomas, recaudando más de US $ 2 mil millones a la fecha.
A casi dos décadas de su estreno, el montaje sigue siendo parte fundamental de la popularidad de ABBA frente a nuevas audiencias. No sólo sigue estrenando versiones en nuevos países (este año se sumó Finlandia y Bulgaria), sino que su taquillera adaptación cinematográfica de 2008 añadió una secuela, que llega a salas chilenas un mes después de su debut en el Hemisferio Norte. En ambas ocasiones los ex ABBA han sido productores tanto de la película como de la música de la cinta.
En la nueva entrega, tras la muerte de la protagonista, Donna (Meryl Streep), su hija Sophie (Amanda Seyfried) se prepara para reabrir el hotel que fundó su progenitora como una forma de honrarla. A través de flashbacks se muestra cómo una joven Donna (Lily James) se terminó instalando en la ficticia isla griega donde se desarrolla la historia, conociendo en el camino a los tres hombres que podrían ser el padre biológico de Sophie. Pero cualquier argumento -que en ambas películas es el aspecto más débil- es una excusa para ver el catálogo de los suecos interpretado en pantalla.
Su permanente época de gloria no es sólo financiera. La influencia que el grupo mantiene hasta el día de hoy en la música popular alcanza a diversas generaciones y estilos musicales. La legendaria cantante Cher, que en Mamma mia! 2 regresa a la actuación tras ocho años, reveló que su participación en la película la inspiró a grabar un disco de covers de ABBA que lleva por nombre Dancing queen y se publicará en septiembre. Hasta el grupo de rock nacional Weichafe versionó la balada The winner takes it all en español, con un cover estrenado este año en el programa 3era Voz de La Tercera.
Pero ABBA no vive sólo del pasado. En abril, el grupo anunció la grabación de dos nuevos sencillos, los primeros con formación completa en más de tres décadas, que verán la luz en diciembre en un especial televisivo. No los interpretarán ellos sino hologramas, en un espectáculo que girará por el mundo en 2019. A pesar del hito, difícilmente constituye un regreso: la música de ABBA parece no haberse ido nunca.