Los colores y la luz natural abundan en Chile Rayo, la productora que Álex Hernández armó, hace casi un año, en la calle Antonia López de Bello. Era uno de los sueños del director de televisión, el que sólo empezó a cumplirse cuando salió de Chilevisión, en 2018. Está decorada a su antojo, con maniquíes y grafitis, aunque uno de sus adornos favoritos es una fotografía de Pedro Lemebel en blanco y negro, la que cuelga al interior de un marco dorado en su oficina.
A la hora de definir Chile Rayo, Hernández dice: "Es una sastrería de contenidos. El objetivo número uno es poder conectar a las marcas con contenidos de calidad". Pero, más allá de los tecnicismos, el lugar también es su refugio tras abandonar la TV más masiva y urgente: en agosto fue desvinculado del equipo organizador del Festival de Viña, evento en el que tuvo a cargo la dirección televisiva por ocho años. Las razones nunca quedaron claras, aunque según distintas voces de la industria Canal 13 y TVN -los organizadores de la cita desde el último verano- decidieron priorizar a sus profesionales. Por lo mismo, es primera vez en años que Hernández observa a la pantalla chica desde cierta lejanía, desde el bajo perfil, sin la presión del rating o el éxito inmediato.
-¿Cómo explica hoy su salida del certamen?
-Lo explico como la asociación de actos humanos que lo único que han hecho es enseñarme para poder enfrentar desafíos futuros. Y, como decía mi padre, cada día tiene su afán. Yo soy una persona que cuando no entiende algo, va y pregunta, y eso hice, y luego lo proceso de manera positiva. Fui a todas las partes a conversar el tema, porque me gusta cerrar bien los ciclos. No me gusta quedar con inquietudes o dudas. En todas las instancias en las que conversé con los altos ejecutivos, vi que tienen una muy buena percepción de mi trabajo, lo que agradezco.
-Pero en el momento que le dicen que no sigue, ¿le dio rabia?
-Cuando me dicen que no, me lo esperaba. Digo que me lo esperaba por los actos humanos de otros. Luego de esa conversación, que duró cinco minutos, di vuelta la página.
-¿Se proyectó haciendo el Festival de Viña en 2020?
-Sí. Me vi haciéndolo el 2020, por lo menos unas tres semanas. Aunque cuando terminó el Festival del 2019, yo no estaba seguro de hacer el 2020.
-¿Por qué?
-Porque para mí no fue una experiencia donde lo pasé realmente bien. Hice mi trabajo, que me apasiona harto, pero no quedé cien por ciento conforme con la interna. No hablo del resultado en pantalla, porque ese resultado fue maravilloso. La interna no me dejó tan conforme, al punto que no tenía la certeza, por mi lado, de querer seguir haciéndolo. Después, cuando me llama un representante de TVN y otro de Canal 13, para poder hacer el 2020, les dije sí, y luego me dijeron que no.
-Si más adelante lo llamaran de nuevo para Viña, ¿lo tomaría?
-Lo tomaría feliz. Yo estoy súper abierto al Festival de Viña, le tengo mucho cariño. Le tengo cariño a mucha gente que trabaja ahí, a la Tía Coty, a la gente de la municipalidad.
-¿Y qué le pasa con las críticas a su gestión?
-¿Cuáles críticas?
-Las relacionadas a mostrar más al público que al artista.
-Pero si el público es el que hace Viña. El Festival no es un concierto. A ver, con Jamiroquai, sí, me fui al chancho. Y eso fue, netamente, una táctica de rating, la que funcionó. Pero, el Festival de Viña es así. Si tú le sacas el público al Festival, le quitas el alma. No es un show cualquiera en un escenario cualquiera. En Viña, el show se hace en conjunto entre el artista y el público. Por eso siempre defendí mostrar el público.
-¿Extraña estar en un canal y la estabilidad económica que eso da?
-Yo creo que ningún contrato, con ningún canal, da estabilidad. Eso lo aprendí con el tiempo, porque cualquier contrato, con cualquier empresa, tiene la desvinculación de manera automática si la empresa tiene la necesidad de hacerlo. Es una estabilidad aparente. Lo que sí, te brinda tranquilidad, porque tienes cosas de las que no te preocupas. En Chilevisión, por ejemplo, tenía un celular que me pagaban ellos. Yo me quedo con lo mejor de haber trabajado en televisión.
En la actualidad, el primer proyecto de su nueva productora fue radio Morfina.cl, que sigue al aire y de dónde nació Directo al corazón, conducido por César Campos. Hoy el programa se emite en simultáneo por el canal TV+ y Morfina. Y también a cargo del exconductor de Manos al fuego (CHV) estará el nuevo espacio de la empresa de Hernández: Euforia, que mostrará los festejos de Chile y Latinoamérica. Además, pronto verán la luz la serie juvenil Flow, y un espacio centrado en las mascotas, con Catalina Vallejos. Los proyectos también portan el sello de Sebastián Sánchez, el exdirector de programación de Canal 13. "Trabajé con él en el Festival, y cuando se fue del 13, lo invité a participar en esto, le dije que fuera mi jefe".
Es la nueva vida de Hernández; otrora uno de los hombres más criticados de la TV, hoy cerca del bajo perfil y de un estilo de vida bastante menos vertiginoso.