"Extraño muy poco la lectura de noticias. Estoy muy contento haciendo lo que hago ahora en Mega. Pero eso no quita que pueda volver más adelante a las noticias. Uno tiene que ser un periodista diestro y mostrar diversas habilidades", asegura Amaro Gómez-Pablos, a casi una semana del estreno de su nuevo programa cultural: Selección internacional.
Fueron cerca de cuatro meses de grabaciones, en diferentes localidades latinoamericanas, como Sao Paulo, Buzios, Lima, Arequipa, Máncora, Quito, Amazonía, Guayaquil, Bogotá, Cartagena de Indias, Río de Janeiro y Cali, las que finalmente se resumieron en 12 capítulos.
En cada uno de los países - Colombia, Brasil, Ecuador y Perú- el periodista se paseó por mercados, y también saboreó sus respectivos secretos culinarios y sus preparaciones más típicas y populares, de la mano de un chileno radicado en la zona y conocedor de su gastronomía.
"Este programa es una inmersión cultural, humana y culinaria de diversos lugares. Es más que comida, aunque veremos mucha comida en cada capítulo. Y todo, acompañado de un chileno que ejerce de anfitrión, el que nos llevó a conocer sus picadas favoritas", comenta.
El periodista se esmera en explicar que Selección internacional, que debuta a las 18.30 horas del sábado 10, es más que un programa de comida, porque si así fuera, "nada tendría que ver con mi perfil, y en el canal entendieron eso cuando me proponen hacer este programa que concilia muy bien lo que son los destinos con los sabores y los personajes. Me gusta que tenga aventura, y que no sea algo aburrido. Estoy en mi salsa".
De todo probó durante las grabaciones, como las llamadas hormigas culonas, pero hay un par de comidas que no logra olvidar. Entre ellas un cuy asado, que, según sus propias palabras, "es muy rico, y de buen sabor. Pero me repele un poco en lo visual, recuerdo, porque uno ve el conejillo de indias todo aplastado, con la carne tostada. Es algo que uno no está acostumbrado a ver". Sin embargo, fue el chontacuro el que más marcó su periplo por Latinoamérica. "Es un gusano blanco que, en palabras simples, parece una bola de pus con patas. Hay que sacarle la cabeza, romperlo con el paladar y sentir que se sigue moviendo cuando va en tu esófago. Había que disimular las arcadas con una sonrisa. Simplemente traumático", recuerda.
Todo esto hizo que el dueño de la churrería Soy churro -que ya tiene cuatro sucursales- aterrizara en Santiago con unos kilos extra. "Llegué un poco más esférico que lo normal", confiesa.
Y en cuanto a los lugares, declara que los que se quedaron en su retina fueron "las favelas de Río de Janeiro, donde había gente muy hospitalaria; los interiores de Cartagena de Indias y las selvas amazónicas".
Ahora, Gómez-Pablos deja de lado la comida para grabar la segunda temporada de Azul profundo, también de Mega.