"No sufrí ningún tipo de censura ni de la editorial ni de Américo. Eso es algo que valoro, reconozco y agradezco de él, que tuvo la valentía y generosidad de contar cosas que en una biografía oficial autorizada muchos se quisieran guardar", explica Mauricio Jürgensen, autor del primer libro sobre una de las figuras más populares de la música chilena en el nuevo siglo: el cantante Américo.
De hecho, para personalizarlo aún más el texto, que ya está disponible en librerías de todo el país, la historia se llama Yo soy Américo (Ediciones B). Y en ese repaso por sus 40 años de vida y por una trayectoria que hoy disfruta de indiscutida consolidación, hay capítulos que nunca antes habían salido a la luz: su detención en 2006 por vender discos piratas en una feria; un intento de suicidio a los 18 años con Bromazepam; y la internación en 2015 en un centro de adicciones en Córdoba, consecuencia de sus problemas con el alcohol.
Pese a ello, el también periodista de La Tercera es claro: "El libro no pretende llamar la atención por la polémica. Esas revelaciones que pueden ser más crudas, están puestas ahí no gratuitamente, sino que al servicio de una historia que a partir de esos episodios fue derivando en algo más".
El proyecto, que comenzó en 2009 tras una crónica del periodista, fue congelado tras seis meses, "por lo intenso de la agenda de Américo y porque algunos temas pudieron generar incomodidad en su mánager de ese entonces (Melitón Vera)", dice. Ocho años después, la faena se retomó gracias al primer libro de Jürgensen, Dulce patria (2017), un compendio de entrevistas donde una anécdota que involucraba al ariqueño con Zalo Reyes terminó por cerrar la iniciativa que se trabajó entre mayo de 2017 y marzo pasado.
Y las cerca de tres décadas en la ruta del cantante se convirtieron en 192 páginas del material, donde el periodista hace un recorrido completo por la historia de Domingo Vega, el hombre tras Américo, con un eje inicial que de alguna manera determina la totalidad de su existencia: la relación con su padre, el también artista Melvin "Corazón" Américo.
El hombre que llegó hasta cuarto básico y que desde niño se ganó la vida para mantener a su familia, pero que nunca alcanzó la fama. Y tras trabajar en diversos oficios, terminó cantando y vendiendo su música en la calle. "Es la historia de un padre que no supo ser padre, y de un hijo que terminó siendo padre de su propio padre", reflexiona sobre el patriarca.
"Es una biografía tanto de la vida como de la obra, esa es mi impresión y pretensión", apunta el cronista. Y así es como se entremezclan sus vivencias familiares con las artísticas durante todo el relato, "en un tono novelesco", según define el autor.
Así, la historia cubre, entre otros temas, su temprano debut en Arica, cuando debió reemplazar en un evento a su hermano interpretando un tema de Luis Miguel; o su reconversión a la fuerza, desde las baladas a las tecnocumbias, por urgencias económicas a los 16 años, cuando ya era padre. También hay algunos hitos como su paso por el grupo Alegría, su explosión definitiva y sus tres shows en Viña.
"Américo es muy voluntarioso, muchos con la mitad de las cosas que vivió habrían abandonado la música. Tiene determinación, magnetismo, es un trabajólico rotundo, además de todo su talento y conocimiento autodidacta", finaliza Jürgensen.