Alrededor de tres años le ha dedicado Benjamín Vicuña a The Freedom Theatre, el documental que en este momento se encuentra en postproducción y que cuenta la historia de un grupo de actores de un campo de refugiados palestino que ensaya una obra y que busca llegar con ella a Nueva York.
En la realización que se llevó a cabo en Jenin, al norte de Cisjordania, el actor es productor y narrador, y cuenta que todo partió por "la necesidad de darle voz a los sin voz. Son personas resilientes que aparecen, que emocionan y son inspiradoras para cualquiera en el mundo. Ellos viven esta problemática que existe, y que está de alguna forma silenciada, porque todos nos hacemos los locos. Es de una injusticia gigantesca".
La idea de Vicuña es que durante el próximo año el documental viaje por todos los circuitos de festivales posibles (ya estuvo en Cannes), con el propósito de visibilizar la realidad conocida por el chileno. Y en tal objetivo, sabe que el nombre de Roger Waters servirá como un gran trampolín: la música del británico, que se presentará el 14 de noviembre en el Estadio Nacional, se podrá escuchar en The Freedom theatre. "Es un espaldarazo tremendo de un genio de la música y no solo de la música, también de la política. Es un tipo muy relevante, inteligente, sensible. Su espaldarazo artístico, por supuesto, que le da una dimensión muy importante al proyecto", dice el actor.
La participación de Waters se concretó luego de que el director de la iniciativa, el también Jaime Villarreal, le hiciera llegar el trailer. Su pronta respuesta fue: "I love the work in progress, I love it". Después, el músico invitó a todo el equipo realizador a Londres, a uno de sus conciertos en el Hyde Park en julio pasado. Vicuña no pudo asistir, pero asegura: "después de varias reuniones, lo concretamos, y conseguimos esta tremenda banda sonora. A él le gustó el material y la causa, espero que en su visita a Santiago podamos hacer algunas actividades". Y las canciones entregadas por el ex Pink Floyd para el registro serán Perfect sense II (1992), parte de su álbum Amused to death; y Part of me died (2017), que aparece en su última entrega, Is this the life we really want?
En este último trabajo, el inglés defiende la causa palestina, la que ha convertido en bandera de lucha desde hace años: sus actuales conciertos tienen mensajes acerca del tema y ha criticado públicamente a artistas como Thom Yorke, Elton John y Nick Cave por no adherirse a un boicot cultural contra Israel.
Por su parte, Vicuña desea que el documental les de una vitrina a los jóvenes palestinos que ha filmado por años: "no hay una necesidad de comercializarlo ni de ir a salas para recuperar dinero. La búsqueda es que quede bien, sentirnos orgullosos, y sentir que en parte nos comprometemos con la historia. Por eso no estamos apurados. Lo importante acá, es visibilizar el problema, y en un futuro pensar en una plataforma como Netflix sería un golazo, pero ahora lo importante es otra cosa".
La primera vez que nació esta idea en la cabeza del actor que hoy está viviendo en Argentina fue hace seis años, pero fue Villarreal quien la aterrizó. "La realidad de estos refugiados es muy hostil, pero el arte es su disparador. Creo que es una verdadera hazaña lo que hicieron, porque llegar a Nueva York era casi imposible. La problemática de ellos está silenciada", reflexiona Vicuña.
Varias han sido las veces que el actor ha viajado a Palestina. "Obviamente estará la tarea pendiente de poder estrenar allá el documental en una función privada. Es un compromiso que tengo". Sin embargo, confiesa que su última vez en dicho país, el ingreso no fue un proceso amable. "Estuve más de seis horas parado en el aeropuerto porque no me querían dejar entrar. Sospechaban, porque vieron que ya había entrado un par de veces. Intuían que podía estar haciendo algunos registros. Es un terreno muy hostil, adverso, y eso es un hecho. Es difícil, pero vale la pena", finaliza.