Hace dos semanas Canal 13 trajo de regreso a sus pantallas por cuarta vez Yo soy Betty, la fea, la telenovela colombiana que emitió por primera vez en abril de 2000, con gran sintonía.

Una semana después, TVN comenzaba a transmitir Pasión de gavilanes, otro clásico de las teleseries latinoamericanas, del año 2003, que tuvo su estreno un año después en la pantalla local a través de La Red. Luego fue emitida nuevamente en 2007 por el mismo canal y años más tarde Chilevisión la transmitió dos veces más. O sea, se convirtió en paradigma al minuto de desempolvar contenidos.

Pero estas dos telenovelas no son los únicos programas que se repiten en la parrilla televisiva. Mega aprovecha el éxito de las producciones de su propia área dramática, Verdades ocultas y Si yo fuera rico, repitiéndolas el mismo día de la emisión original, pero en horario de trasnoche. Incluso en algunos momentos ha conseguido mayor sintonía la repetición nocturna que el estreno en su horario original. Chilevisión hace algo similar al repetir su popular estelar de los sábados, La divina comida, en horario vespertino de lunes a viernes. Además, pone una y otra vez al aire rutinas humorísticas de destacados comediantes nacionales, en especial los jueves en horario estelar. A la misma hora, pero los miércoles, transmite un compilado con material de los diez años que duró

El club de la comedia

Tal escenario de repeticiones, archivos y reciclaje de material propio y ajeno configura un contexto puntual: debido a coyunturas como el período veraniego y la crisis financiera de la TV, hoy los canales están echando mano como pocas veces antes a la repetición de contenidos. Por ejemplo, en la última semana, Canal 13 programó un promedio de seis horas diarias de material ya emitido, lo que representa casi un tercio de su parrilla diaria (que en total suma poco más de 19 horas).

Además del clásico colombiano que relata la historia de Betty, la señal de Luksic también se encuentra emitiendo por segunda vez la brasileña Señora del destino y Camino al cielo, serie que transmitió durante los 80, al igual que La pequeña casa en la pradera, que dejó de programar hace unos meses. Desde que en 2015 dejó de emitir telenovelas nacionales en el horario de la tarde -la última fue Valió la pena-, la estación no ha logrado consolidar la programación de ese segmento y ha apostado por explorar distintas alternativas. "Desde 2016 que Canal 13 está manteniendo programación vintage. Eso tiene que ver con los buenos resultados y con que además calza muy bien con el verano, con una parrilla entretenida y familiar", comenta Sebastián Sánchez, director de programación de la estación.

Durante el período estival, la sintonía de los canales se reduce considerablemente, por lo que deciden apostar por contenidos de archivo y reducir así los costos de producción. En tal caso, a partir de marzo, las parrillas de las señales son renovadas con estrenos. Eso sí, no se descarta que la práctica de reflotar espacios antiguos o material envasado se mantenga durante el resto de la temporada, como una manera de hacer frente a las turbulencias económicas que vive parte de la TV.

En cuanto a sintonía, el estreno de Pasión de Gavilanes, por ejemplo, tuvo un peak de 7 puntos, lo que la dejó en segundo lugar tras Verdades ocultas, de Mega, donde se ha mantenido durante la semana que lleva al aire. Yo soy Betty, la fea, por otra parte, que compite con Si yo fuera rico que lidera el horario, no ha logrado mantener una audiencia constante, quedando algunos días en segundo lugar y otros en último.