"Una de las cosas que se nos vino a la mente, ya al comienzo, fue: 'ellos tienen un universo de superhéroes, ¿por qué no podemos hacer eso en el mundo del horror?' Cuando estábamos haciendo el primer Conjuro, se hizo evidente para nosotros que podría haber un universo aún más grande. Tantas otras historias que sería increíble investigar".
Esta fue la forma en que el guionista, productor y director australiano James Wan recordó, en un clip de promoción de La monja -que debutó el pasado jueves en salas locales-, el momento de 2004 en que decidieron ampliar el mundo fílmico de El conjuro, emulando a Marvel y DC Comics con su Universo Cinematográfico y su Universo Extendido, respectivamente.
La misma cinta que Wan dirigió en 2013 y se convirtió en un fenómeno, tanto de público como de crítica y recaudación, rescatando las investigaciones sobre lo paranormal que desde los años 50, y a través de varias décadas, realizó el matrimonio de Ed y Lorraine Warren. Así, en El conjuro y su secuela de 2016 se pudo ver a los Warren, encarnados en pantalla por Patrick Wilson y Vera Farmiga, investigando una posesión en la casa de la familia Perron a principios de los 70 y luego, en el Londres de 1977, ayudando a una madre soltera y sus hijos cuando son acosados por un espíritu demoniaco.
Pero también los elementos y personajes en torno a los Warren se convirtieron en inspiración para este universo expandido. Fue así que en 2014 llegó al cine Annabelle, que ahondó en la presencia de la diabólica muñeca que aparecía entre lo elementos recopilados por la pareja, y a fines de 2017 su secuela, Annabelle: La creación, donde se mostró el origen de la misma y se completó otro eslabón en torno a la red de conexiones paranormales.
La que ahora suma un nuevo pasaje, también conectado con las otras cintas: La monja. Su relato lleva al espectador a la Rumania de 1952, cuando un sacerdote (Demián Bichir) y una novicia (Taissa Farmiga) llegan al monasterio de Carta para investigar el suicidio de una religiosa. Pronto, tanto ellos como el público verán que tras la muerte está un viejo conocido de este mundo de terror: Valak, el demonio que bajo el hábito de una monja ya se había hecho presente en El conjuro 2 y Annabelle: La creación.
Pero este mundo espectral se encuentra en plena expansión y Wan y su equipo están trabajando en sus próximas adiciones fílmicas. La primera de ellas es la tercera parte de la cinta original -todavía sin fecha de estreno- donde Ed y Lorraine vuelven a Londres en los 80 para investigar a un hombre que sería perseguido por un demonio u hombre lobo. Luego, en Annabelle 3, es la hija de 10 años de los Warren, Judy, quien se transformará en blanco de la malvada muñeca.
La lista de proyectos también incluye un largometraje centrado en The Crooked Man, otra de las formas en la que se presenta el demonio Valak en El conjuro 2 y que tiene su origen en una canción de cuna inglesa sobre "un hombre torcido" (crooked man). Una espectral y delgada figura que ha estado presente en la cultura popular anglosajona a lo largo de los años, como cuando su canción fue entonada por V. M. Varga (David Thewlis) en la tercera temporada de la serie de televisión Fargo.