Pese a no ser artista, Ítalo Passalacqua protagonizó dos momentos imborrables de la historia del Festival de Viña. Dos postales antagónicas que, de alguna forma, sintetizan las razones que lo llevaron a convertirse en un ícono del espectáculo chileno de las últimas tres décadas. La primera ocurrió en 2001, cuando recibió estoico y de pie la pifiadera del Monstruo de la Quinta Vergara, luego que el dúo humorístico Millenium Show, Gaviota en mano, llamara a "taparle la boca" y lo acusara desde el escenario de "aportillar nuestro trabajo". Catorce años después, y con la misma entereza, marcó un hito al pasearse por la alfombra roja de la Gala de Viña del brazo de Patricio Herrera, su pareja desde 1981 y el que lo acompañó hasta su muerte, ocurrida ayer en la casa de ambos en Mantagua debido a una obstrucción de la vía aérea, según versiones preliminares.
Pese a no cantar ni actuar -salvo sus cameos en las películas Regreso al silencio (1967) y Barrio Universitario (2013)-, Passalacqua fue una figura de la televisión, del periodismo de espectáculos y del Festival de Viña. Un profesional riguroso y valiente que hizo escuela en el gremio, coinciden quienes trabajaron con el periodista y crítico, más preocupado de ser fiel a sus principios que del aplauso del público. "Para mí sería mucho más fácil encontrarlo todo bueno, pero no sería verdad", declaraba a este medio en 2015.
Nacido en Concepción el 3 de octubre de 1945 -este miércoles hubiese cumplido 73 años-, Passalacqua dio sus primeros pasos profesionales en medios escritos para luego saltar a la televisión, como editor periodístico de programas como Martes 13 (Canal 13) y luego en el rol de panelista y jurado de Buenos días a todos (TVN) y ¿Cuánto vale el show? (CHV), respectivamente. "Cuesta pensar en un periodista de espectáculos más completo que él, era un hombre que vivía para el espectáculo desde que se despertaba", recuerda Mauricio Correa, director del matinal del canal público por esos años, quien cree que el fallecido crítico, junto a Yolanda Montecinos, fueron los profesionales más relevantes de este ámbito en el país.
Para Correa, "lo que tenía de especial Ítalo era lo diverso que era. Podía comentar desde farándula hasta ópera, pasando por todo lo que estaba entre medio. Tenía mucho talento, una memoria extraordinaria, siempre dispuesto a reírse". Ignacio Gutiérrez, hoy conductor del matinal de TVN, coincidió con Passalacqua en SQP desde 2004, cuando éste último se reinventó como opinólogo de farándula sin abandonar el análisis de cine y música clásica bajo su característico sistema de puntuación. "A Ítalo le gustaba ir al Teatro Municipal, exigía comentar las películas cuando estábamos al aire y durante todo el día se preparaba para ir a las funciones de cine. Logró juntar el periodismo de espectáculos con la entretención, podía hablar de Luli y luego de El fantasma de la ópera", ejemplifica.
En SQP, además, el periodista mostró otra faceta y se ganó el cariño de la audiencia -sobre todo la más joven- gracias a sus inolvidables interacciones junto a Felipe Avello, que hasta hoy circulan como material de culto en Youtube. "Cuando comenzamos a trabajar juntos ya tenía una tremenda capacidad para reírse de sí mismo y para no tomarse tan en serio incluso su trabajo, aunque siempre lo hiciera con seriedad", comentó ayer Avello, quien encontró en Passalacqua al primer aliado de sus rutinas en pantalla.
Un hombre de lucha
A los mensajes de sus colegas y de la Ministra de las Culturas se sumaron ayer los homenajes de las más importantes agrupaciones por los derechos LGBTI. Una causa de la que Passalacqua también fue protagonista, sobre todo al hablar públicamente de su homosexualidad en 2001, cuando no era común hacerlo para los personajes de la televisión local. Hace tres años, en tanto, se unió civilmente a Herrera en una ceremonia a la que asistieron autoridades de gobierno, y que se transformó en símbolo para la sociedad chilena.
"Cuando le conté a mi mamá que era homosexual me mandó al psicólogo", recordó el periodista en la entrevista a La Tercera en 2015, en la que también abordó el abuso sexual que sufrió a los 12 años por parte de una mujer mayor de edad. "Hay que aprender de la gente valiente e Ítalo lo fue en una época en que todos teníamos mucho miedo. Si yo fui discriminado en un Chile renovado, imagínate lo que vivió él, que fue apuntado con el dedo y estoy seguro que perdió pegas por eso", dice Gutiérrez.
"Fue un hombre valiente, que sabía que sus comentarios eran su verdadera opinión. Decía esas cosas que molestan pero que son verdad", agrega Álex Hernández, director del Festival de Viña en la era CHV y hoy a cargo del equipo que transmitirá la cita en 2019. "Para el primer Festival (en la señal de Turner) me dijo 'Álex, te tengo cariño pero si lo hacen mal te voy a calificar mal'".
La osadía y consecuencia que destacan sus cercanos fue parte de todos los aspectos de su vida. Incluso cuando debió enfrentar a la justicia por sus dichos en pantalla, que alguna vez le valieron querellas por parte de Iván Zamorano y Felipe Camiroaga. En 2004, TVN lo despidió por relativizar la pedofilia en Primer plano, palabras por las que luego se disculpó públicamente.
Tras el accidente automovilístico que sufrió en abril de 2014, que lo tuvo hospitalizado por meses y lo llevó a ser intervenido en varias ocasiones, seguido de una caída en su casa que lo llevó de nuevo a la clínica, Passalacqua comenzó otras batallas. Intentó seguir en pantalla pese a sus complicaciones, pero salió de CHV en 2015. Desde entonces, intentaba recuperar su salud en su casa en la comuna de Quintero, donde otro accidente, mientras desayunaba con Herrera, terminó con su vida pero hizo cumplir su último deseo: morir antes de los 80, como declaró en estas páginas.