Daniel Alcaíno cuenta que cuando su hijo lo mira no ve en él ni a Peter Veneno, ni a Exequiel Pacheco de Los 80, ni a Yerko Puchento: ve al Señor Aburrido. “Él siempre me dice: ‘ahí ya anda el Señor Aburrido con sus libros’. De hecho sus compañeros le preguntan ‘¿oye tu papá es chistoso en la casa?’. Y él responde que no. Que se pasa todo el día leyendo”, describe el actor.
De cierta forma, la lectura le ha permitido a Alcaíno resistir estos meses de aislamiento y mantener la cabeza activa en días en que no hay eventos ni shows.
“Me acomoda mucho la soledad, leer de teatro chileno, de historia, de personajes solitarios. Fui un niño muy solitario, así que me entretengo solo. También con Yerko he construido una carrera así, fuera del mundo actoral. Me encanta eso y en este tiempo encerrado no quiero ver a nadie. Pero en buena, no quiero ir a un carrete, quiero ir de poquito, quiero hacer mi desconfinamiento del alma, primero. No he caído en depresiones ni miedos, no abro esa puerta, la tengo con candado hace años. A los 18 me dio úlcera duoduenal y a los 27 me dio un cáncer, ya no quiero enfermarme, no quiero pensar en cosas negativas. Siempre estoy más pendiente de las positivas”.
Y quizás en esa determinación de pensar más en glorias que penurias, hace un mes le apareció en sus tiempos de ocio y lectura la idea de revivir a Yerko Puchento, por lejos su personaje más exitoso, uno de los más populares y polémicos de la TV local en las últimas décadas, y que salió del aire en 2018 junto con el programa Vértigo.
No era algo que estuviera en su agenda: tras personificarlo en una serie de presentaciones en el último verano, quería dejarlo en pausa para dedicarse entre marzo y junio a la grabación de la serie de TVN Camaleón, basada en el libro del periodista Javier Rebolledo. Pero la pandemia lo cambió todo. Bum bum.
“No me urgía mucho hacer un show con Yerko, no lo tenía en mente. Estaba tratando de vivir el momento. Pero empecé a hablar con Jorge López (su libretista) y vimos que si antes hacíamos una hora a la semana en Vértigo, ¿por qué esta vez no podíamos hacer algo similar, sobre todo cuando todo el mundo anda con ganas de desahogarse? Siempre la gente nos pedía que volviéramos, que dijéramos algo de lo que está pasando en este tiempo, sobre todo porque nuestro humor es más frontal”, asegura con respecto a la cita virtual de este 6 de agosto, a las 20.00, con entradas y emisión en www.yerkopuchento.cl.
Un espectáculo bautizado como Yértigo, a tres cámaras y que también incluirá participación del público y un invitado de áreas como el deporte, la farándula o la política. “Por otro lado, a la gente que trabaja en esto también nos afecta esta pandemia, también tenemos que pagar cuentas. No calificamos en ningún bono y, como trabajamos años en la TV, la gente nos ve como ‘pa qué están pidiendo plata estos gallos’. Creo además que Yerko es un personaje que está súper vigente. Hicimos hace un tiempo una rutina dedicada al estallido social, pero ya quedó obsoleta”.
De la agenda actual, ¿hubo algo que en particular le hiciera sentido para que Yerko Puchento volviera?
El vuelo de la Pamela Jiles volando como Naruto por el Congreso fue una cuestión que uno dice: noooo, ¿esto está pasando en Chile? Si uno hubiese viajado desde el año 2000 al 2020, y ve que hay una diputada corriendo como Naruto, habría sido poco creíble. Pero también hay mucho estrés de la gente, al principio todos partimos jugando dominó felices en familia, pero ya ahora nadie se soporta con nadie, cada uno está encerrado en su pieza, algunos se la pasan viendo goles de Alexis Sánchez, otros han visto el palo de Pinilla por enésima vez. Los cabros chicos ya están chatos de que su papá les cuente de nuevo cuando quería ser futbolista y jugar como Zamorano y no pudo.
La rutina del show virtual, ¿va a estar volcada a ciertos hechos o personajes?
De todo un poco. Es increíble como envejece cada personaje que entra a jugar en el espectro político. Blumel hace un mes era igual a Fernando Ubiergo cuando cantaba en el Festival de Viña y hoy se parece al Maestro Roscalata, llega a estar en blanco y negro. Ves los informes diarios del gobierno por el Covid y cuando miras al subsecretario Zúñiga ya no sabes si es Martín Cárcamo o Felipe Kast.
¿Extraña la TV?
Echo de menos a los equipos, a la gente, a los camarógrafos, a la gente que hacía el vestuario. Es como el colegio, extrañas a los compañeros, no las tareas. Los gerentes, Canal 13 y todo eso, me importa nada. La TV de hoy no la extraño. Cada día fueron echando a la gente que sabía de TV y empezó a llegar otra que la veía como mercado, sin tener idea de creación, de sensibilidad de equipos. Hubiera sido incómodo estar en la tele durante el estallido; en cambio, ahora soy libre.