El año 1983 apenas había comenzado cuando el pequeño Luis Alfonso Rodríguez Cepero, ya de casi cinco años, estaba en su aula de clases en el Colegio Maristas del municipio de Guaynabo, ubicado al oeste de la capital, San Juan. Un día cualquiera llegaron los representantes del Coro de Niños del lugar a realizar una audición abierta.
Tras el minucioso ejercicio unos pocos niños fueron escogidos, entre ellos un carismático pequeño que sonreía mucho. Los profesores entregaron una carta a los padres informando la buena noticia sin sospechar que unas décadas más tarde éste se convertiría en Luis Fonsi, el más famoso de los ex alumnos de la prestigiosa institución musical. El artista que, contra cualquier pronóstico, se alzaría como el cantante más popular del planeta en 2017.
Hoy, el coro, fundado en 1966, continúa siendo ese grupo al que muchos padres aspiran a que sus hijos pertenezcan. Con sus coquetos uniformes azules viajan por el mundo interpretando clásicos musicales y representando al país. Las entradas para sus recitales navideños se agotan.
Es por esto que incluso hoy - cuando el mundo y la vida para Fonsi es otro-, no es de extrañar que a Delia "Tata" Rodríguez y a su esposo Luis Alfonso les cause tanta alegría que su primogénito fuera seleccionado para formar parte de la institución.
"Recuerdo claramente ese momento. Fonsi llegó con una carta donde decía que lo habían escogido y los próximos pasos a seguir. A partir de ahí comenzó una etapa bien fuerte de prácticas. Tres días a la semana yo lo recogía temprano de su escuela y lo llevaba a los ensayos" recuerda la madre del baladista, en entrevista con La Tercera desde Orlando, Florida, donde hoy reside.
La intensidad de las prácticas trastocó la rutina de todos los miembros de la familia, ya que la madre recogía en coche a Fonsi y a sus hermanos menores, Jean y Tatiana, para juntos hacer el viaje hasta el edificio ubicado en el Viejo San Juan. En hora punta, el trayecto podía extenderse por una hora. Una vez que llegaban, los hermanos del cantante esperaban junto a su madre en el auto por varias horas.
"Las minuciosas audiciones abiertas para identificar talentos es algo que todavía hacemos. A Luis Fonsi lo recordamos con mucho cariño y nos alegra que él siempre mencione su experiencia en el coro como una positiva", expresa Zilma Cerra, directora ejecutiva del coro.
Años más tarde, Fonsi estuvo a punto de audicionar para el grupo Menudo, pero debido a que la familia consideraba trasladarse a la ciudad de Orlando, Florida, desistieron de hacerlo.
Y es que a al intérprete de Despacito lo de la música siempre lo cargó como parte de su genética. Su abuelo, Luis Alfonso Rodríguez, fue trompetista de una agrupación conocida como El Cuarteto del Recuerdo. Su padre, con quien también comparte nombre, es un coleccionista aficionado de música, y su madre y sus tías eran coristas de Viva la Gente, una agrupación que en los 70 recorría Puerto Rico para llevar alegría mediante pequeños conciertos.
Memorias de la infancia
El intérprete, que se presentará este miércoles en el Festival de Viña, vivió los primeros años de su vida en una casa ubicada en el condominio de acceso controlado conocido como La Villa de Torrimar, un recinto de clase alta. La familia Rodríguez Cepero comenzó a crecer desde 1978, año en que nació Fonsi, hasta 1989, cuando se fueron a EE.UU. por compromisos profesionales del padre. "Todos recordamos con mucho cariño esa época, muchas familias con niños, todos más o menos de la misma edad, el colegio donde estudiaban Fonsi y sus hermanos quedaba justo al frente de la urbanización y teníamos una vida en comunidad", explica Rodríguez.
En el condominio abundan las residencias elegantes con jardines perfectamente cuidados, parques para que los niños jueguen y albercas. En la actualidad no quedan muchos vecinos que recuerden algo de Fonsi o su familia, pues han cambiado de residencia o están fuera del país tras el paso del huracán María en 2017.
En este mismo sector de clase media alta está el colegio Maristas de Guaynabo. Una institución privada en la que Fonsi cursó los primeros grados de escuela primaria. "Recordamos a Luis Alfonso y a su familia con mucho afecto, pero preferimos no participar de entrevistas de ningún tipo", expresa la portavoz de la institución a La Tercera.
Navidades musicales
En un lugar que se jacta de celebrar las navidades más largas del mundo, ya que comienzan el último fin de semana de noviembre con el Día de Acción de Gracias y culminan en enero, la familia Rodríguez no era la excepción.
"Imagínate lo alegre que eran las reuniones navideñas. Músicos por todos lados. Mis hijos cantando y las primas haciendo de bailarinas o coristas", dice "Tata".
Lo acontecido en aquellas épocas era casi un presagio de lo que depararía el futuro, ya que una de esas primas, Katia Parrilla (esposa del actor Jorge Alberti) formó parte del cuerpo de bailarines de Fonsi durante varios años.
"Katia es como mi hija y cuando comenzó a bailar con su primo en los conciertos, mi esposo y yo recordábamos aquellos días. Ahora lo estamos reviviendo con nuestros nietos que también son muy musicales", agrega "Tata".
En aquellas coreografías infantiles también participaba Jean, el hermano que también es cantante, y su hermana Tatiana, quien hoy se desempeña como ejecutiva en una marca de productos de belleza, pero que toca el piano y canta aunque optó por no seguir una carrera musical.
Por otro lado, a través de la gastronomía, Fonsi se permite mantener un vínculo estrecho con la tierra que le vio nacer. Por ejemplo, entre el colegio y el condominio La Villa de Torrimar está la clásica panadería Pepín. Distintos vecinos dicen haber visto al cantante comprar varios paquetes de mallorcas, una especie de bollería con azúcar, para llevarlos a su actual casa en Miami.
Cada vez que visita Puerto Rico, el hombre de No me doy por vencido opta por alguno platos favoritos: los camarones al ajillo o los tacos de pescado. Además, va a La Cuevita del Mar, un restaurante sencillo del sector. Pero sin duda, lo que más devora es el arroz blanco con corned beef que le prepara su madre en casa. "Cuando llega de esos viajes largos me lo pide. He tratado de compartirles la receta pero ellos dicen que el mío es único", comenta entre risas la progenitora.
El efecto Despacito
En sus 55 años, Irma Narváez, nunca había visto la cantidad de turistas y visitantes interesados por conocer La Perla, el sector del Viejo San Juan donde ha vivido. Esta humilde zona con casitas sencillas fue donde se grabó el video de Despacito, el más visto en la historia de YouTube.
Hasta el año pasado, a pesar de su ubicación privilegiada frente al mar, esta comunidad era considerada como peligrosa para algunos y el lugar menos idóneo para visitar. Hoy el panorama es muy distinto, son una atracción turística. La comunidad aprovechó para organizarse y ofrecer recorridos turísticos mostrando todos los lugares donde estuvieron Fonsi y Daddy Yankee.
"Es increíble. Hace unas semanas llegaron dos taxis llenos de turistas orientales directo del aeropuerto para acá. Preguntaron, se hicieron fotos y hasta cantaron la canción. Para nosotros ha sido positivo. Las donaciones que recibimos las unimos en un fondo común para continuar restaurando nuestra comunidad. Le estamos muy agradecidos por haber escogido a La Perla para demostrar lo que hacemos en Puerto Rico", afirma Narváez, quien estuvo presente el día que se filmó el video y asegura que será una experiencia que, obvio, jamás olvidará.