El fin del contrato de Don Francisco con Canal 13 es una señal clarísima y potente: el reinado de los animadores de televisión en Chile se acabó. Los tiempos de los sueldos estratosféricos, de figuras intocables y reverenciadas llegó a su fin y le ha tocado el turno al hombre más importante de la TV local, justo en el crepúsculo de su carrera y en medio de una severa crisis económica al interior de los canales.
"El fin de una era" es una frase cliché que esta vez se puede usar sin sentir que es un lugar común. Pero también da una señal inequívoca: este es un síntoma más de que la televisión, tal como la conocemos, está muriendo frente a nuestros ojos, hace rato más atentos al celular que a un televisor. Programas de alto costo, como Sábados gigantes, no tienen cabida. Nombres irremplazables no quedan, basta recordar que Rafael Araneda condujo ocho años el Festival de Viña del Mar -el evento televisivo más importante- y hoy está sin pantalla. Tampoco quedan animadores que sean garantía de rating: Tonka Tomicic, acaso la única gran estrella que va quedando, conduce un matinal que pelea el segundo lugar en sintonía.
Mario Kreutzberger tuvo que resignarse a terminar 30 años de contrato con Univisión y ver el fin de Sábado gigante. El año pasado, Telemundo canceló su programa Don Francisco presenta y ahora Canal 13 ha empujado esta idea de frenar su contrato indefinido, luego de que el año pasado ¿Qué dice el público? tuviera una tibia respuesta y quedara en evidencia que el reinado de Don Francisco terminó.
Para las nuevas generaciones, Mario Kreutzberger no es sinónimo de Sábados gigantes, del chacal de la trompeta, de solteras sin compromiso o de "¿dispara usted o disparo yo?", en plena dictadura, sino, a lo más, el hombre tras la Teletón o de algún meme. Para algunos, quizás, sea aquel que animaba con modelos a su lado, en una vieja televisión que nadie quiere volver a ver. Pero habría que ser muy torpe, injusto y desinformado para no valorar que con Don Francisco queda atrás una escuela de animación tremenda e irrepetible, de alguien capaz de emocionar literalmente hasta las lágrimas, por décadas, con sus palabras y estilo cercano y que de a poco se han ido apagando, hasta que ayer nos han recordado que todo aquello terminó.
En varias entrevistas Don Francisco ha dicho que no quería jubilarse de la TV -y en rigor se mantendrá en apariciones especiales en Canal 13- y que una de sus grandes frustraciones es que Sábado gigante no continuara con otros rostros. Año tras año la interrogante ha sido quién lo sucederá en la Teletón. La respuesta parece bastante clara: no tiene a nadie a quien entregarle la posta. Primero, porque no hay otro como él, y, segundo, porque en la era de los youtubers, la figura del animador de televisión, tal como la conocíamos, es una especie en extinción.