Jamiroquai fue el último número en ser anunciado para la actual versión del Festival de Viña, y el jueves, cuando le correspondió abrir la tercera jornada de la cita, rápidamente justificó su etiqueta como el número más esperado de la actual parrilla.
La gente que estuvo ahí esa noche pudo presenciar de cerca la euforia que causó el conjunto de Jay Kay con su impecable despliegue musical. Pero del otro lado, los que están más lejos, al otro lado del televisor, hubo reclamos hacia la transmisión que dirige Álex Hernández, la que mostró incansables veces a los rostros de Chilevisión que coparon las primeras filas.
Junto al grupo británico, el protagonismo se lo llevaron los miembros del nuevo programa CQC, como Gonzalo Feito, Pamela Le Roy, Pablo Zúñiga, además de Cristián Contreras, Catalina Vallejos y Álvaro Escobar, que pronto debutará en la señal de Turner con el espacio Grandes pillos. Nicolás Massú, junto a su hermano Stefano y su mamá, Sonia Fried, también pasaron a ser uno de los favoritos de los tiros de cámara.
Como solución, varios televidentes optaron por seguir el Festival a través de señales internacionales, como TNT y HTV (ver nota relacionada), y rápidamente, las redes sociales comenzaron a reflejar la molestia de los telespectadores, quienes dispararon sus dardos a Hernández.
Uno de los cerebros del evento sale al paso de los abucheos: "Lo que se vio durante el show de Jamiroquai es la esencia de la transmisión, porque es el ADN de Viña . El Festival no es un recital, es una fiesta".
En lo concreto, y según consignó ayer el programa Intrusos, de La Red, la agrupación estuvo sobre la Quinta 108 minutos. De ese tiempo, se ocuparon tres minutos con 40 segundos para dividir la pantalla, y así anunciar el siguiente número de la noche, el humorista Stefan Kramer. Y mientras los músicos británicos aparecieron frente a las cámaras un total de 58 minutos, el público y los rostros de CHV, fueron enfocados 42 minutos.
De alguna manera, la emisión por la pantalla chica -donde también se ha resaltado el exceso de información visual que presenta cada jornada- hoy es el único punto de conflicto y crítica que enfrentan los organizadores.
El director no cede y sigue en su postura: "La crítica es bienvenida y respetada. Toda la transmisión está dedicada a darle espacio a la gente , protagonismo. Sabemos que ellos son los verdaderos generadores de contenido. Cuando hablo del público como ADN de Viña no solo me refiero a los presentes en la Quinta, también a los que lo ven por TV".
Y aunque el show terminó con aplausos de pie y dos Gaviotas, el equipo de los hombres de Deeper underground terminó muy molesto con el Festival precisamente por una emisión televisiva donde las primeras filas compartieron pantalla con la presentación.
Según información a la que tuvo acceso La Tercera, el tour manager que acompaña a los europeos, el hombre responsable de su paso por la Ciudad Jardín, emitió un informe a sus representantes en Londres donde califica la transmisión del show como "bastante pobre" y "más enfocada en mostrar a la gente de la TV local haciendo payasadas, dividiendo la pantalla para mostrar a un comediante, y haciendo placements publicitarios enormes".
También el staff cuestionó la idoneidad de Hernández para emitir un show en vivo y se lamentó por una experiencia que, pese a que asomaba como única -con una buena venta de tickets- terminó catalogada por los mánagers del grupo como algo cercano a un desastre.