Mi Ex es un Espía: acción y comedia femenina
Susanna Fogel, directora de la cinta que se estrena mañana, habla sobre Hollywood, su elenco y cómo hacer cine de mujeres sin estereotipos.
El cambio de una película a otra es radical. La directora Susanna Fogel pasó de debutar tras las cámaras con la pequeña comedia independiente Life partners, que contó con un presupuesto de unos pocos miles de dólares y que no se llegó a estrenar en salas generales, a una comedia de acción de alto presupuesto, con figuras hollywoodenses y decenas de millones de dólares a su disposición.
La idea de Fogel al realizar Mi ex es un espía, que se estrena mañana en Chile, fue justamente no encasillarse en el mundo independiente. Pero cuando tomó la decisión, reconoce que tuvo dudas sobre dar de inmediato un giro tan radical. "Me las ingenié para conseguir financiamiento para esta película, y cuando por fin lo obtuve entré en pánico por un momento. Tenía que cumplir con expectativas que quizás no podía satisfacer", revela la cineasta norteamericana a La Tercera. "Pero una vez que empiezas (a trabajar) te das cuenta, como en todo, que hay que ir paso a paso. Si tienes buen gusto y convicciones, además de la humildad de reconocer cuando alguien de tu equipo tiene una mejor idea que tú, terminas con algo de lo que te sientes realmente orgullosa", agrega la directora, quien aún se está adaptando al mundo de las entrevistas: "No estoy acostumbrada a estar tanto en el ojo público, ni tampoco a recibir comentarios, positivos o negativos, a esta escala. Definitivamente aún me tengo que hacer la idea".
Mi ex es un espía sigue a dos mejores amigas, Audrey (Mila Kunis) y Morgan (Kate McKinnon), cuyas vidas se ven alteradas cuando se descubre que el ex novio de la primera (Justin Theroux) es un espía de la CIA. El hallazgo termina con las dos mujeres protagonizando una trama internacional, que las lleva a viajar por el mundo intentando resolver un misterio y mantenerse con vida. Una travesía que incluye tantas secuencias de acción como bromas de grueso calibre.
Pero en el centro, según su directora -quien también coescribió el guión-, está la historia de dos amigas. "Por sobre todo, me fascinan las relaciones de amistad y cómo las diferencias inevitables entre dos personas pueden generar unión o tensión. En mi película anterior, la temática era de dos amigas muy similares que comienzan a distanciarse mientras crecen. Pero aquí son dos amigas que a pesar de lo distintas no se separan. Cada una aporta una perspectiva válida para hacer un buen equipo", explica Fogel.
La directora se deshace en elogios para McKinnon, comediante y miembro del elenco del programa Saturday night live, que en los últimos años se ha posicionado como una de las actrices cómicas más cotizadas de Hollywood. "Kate es una genio, y lo más sorprendente es lo aterrizada que es. Si uno no conociera su alter ego extravagante como comediante pensaría que es una mujer sensible e introvertida. Siento que elevó este guión con su enorme carisma", dice la realizadora.
A pesar de las críticas a Hollywood por su falta de espacios para las mujeres, tanto delante como detrás de cámaras, la industria no pareciera estar apurada por reaccionar. De hecho, aunque el debate se ha hecho recurrente en los últimos años, Fogel es de las pocas directoras que estrenarán una película norteamericana este semestre. Incluso, si se mira la cartelera chilena, la suya es la única con un estreno fijado de aquí a diciembre.
Para la cineasta lo anterior no es sólo un problema en sí mismo, sino que una presión injusta sobre sus hombros, esperando que cada cinta a cargo de una mujer tenga un mensaje político. "Estoy honrada de tener la plataforma para contar historias de mujeres que se escapan de los estereotipos que nos han impuesto, pero también he notado que hay mucha presión sobre cómo estas historias son contadas", comenta. "Me preocupa que este escenario amenace la esencia de la comedia, en donde los personajes tienen que quedar en ridículo. No importa qué tan inteligentes sean. Hay que contar historias reales y no idealizar a las mujeres, y creo que la única forma de conseguirlo es que la industria siga abriéndose a las historias de mujeres para que haya cada vez más versiones distintas de la femineidad en pantalla. Que nos permitan ser libres y no perfectas todo el tiempo. La verdadera igualdad llegará cuando nos permitan ser todo lo que les dejan ser a los hombres siempre", concluye.
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