El fin de la burbuja televisiva de los actores
Sueldos más bajos. Contratos solo por proyecto. Menos canales con teleseries. El escenario para los actores cambió y la mayoría se ha volcado a publicitar en Instagram o a emprender para sortear esta nueva realidad.
Enero de 2014. Esa es la fecha en que coinciden todos como el inicio de la burbuja televisiva de los actores. El momento en que Álvaro Rudolphy y Paola Volpato dejaron TVN y firmaron con Mega por un sueldo muy superior al que ganaban en el canal público, abriendo la puerta para que otros exigieran lo mismo. La refundación del área dramática de Mega hizo subir los sueldos, en promedio, en un 50%, calculan personeros de la industria, en una guerra de precios que secundó Canal 13, mientras se profundizaba la crisis económica de la TV chilena.
Cinco años después, la burbuja se rompió y la señal de Bethia es la única con área dramática propia, mientras Canal 13 y CHV externalizaron sus producciones, y el otrora líder de las teleseries, TVN, desarmó su área y hoy solo tiene a tres actores contratados: Carolina Arregui, Francisco Reyes y Marcelo Alonso. A la primera se le vence en un año más, al segundo en agosto y al tercero en diciembre. No se les renovará, porque la señal no tiene planificado realizar telenovelas.
"Este canal llegó a hacer seis teleseries al año y a tener 50 actores contratados", resume el gerente de producción de la señal, Eduardo Cabezas. "En algún minuto, con una industria con otros números, hacía sentido la pertenencia de actores, pero es sensato que hoy se trabaje por proyectos. Es un modelo que llegó para quedarse", dice el ejecutivo del canal que hoy tiene al aire Amar a morir, que se grabó el año pasado y cuyos protagonistas -Antonia Zegers y Felipe Braun- se negaron a promocionar, molestos por el retraso que tuvo el estreno.
CHV ha seguido un camino similar: en 2016 dejó de hacer telenovelas, pero el año pasado decidió reintentarlo con Gemelas, una comedia sobre dos hermanas separadas al nacer, que encargó a la productora Parox. La estación contrató a los protagonistas, Paloma Moreno y Cristián Arriagada, y el resto del elenco corrió por cuenta de la productora. Pero la apuesta para el prime sigue en bodegas, sin fecha de estreno, porque fuentes de la estación reconocen que se ha privilegiado la emisión de Pasapalabra en su franja nocturna. La idea de hacer otra telenovela es una incertidumbre: los guionistas Daniela Lillo y Arnaldo Madrid, contratados por CHV, presentaron un proyecto que hace algunas semanas fue rechazado.
"Mi rol fue hacer la teleserie, muy situados desde la factoría, y nos parece bien así. Nunca hemos sabido cuándo va a salir al aire, no ha sido un tema de conversación con el canal", explica el fundador de Parox, Sergio Gándara, quien comenta que por contrato los actores deberán promocionar la ficción cuando se estrene, incluyendo a Arriagada, quien ya se cambió de canal al integrarse a la cuarta temporada de Verdades ocultas, de Mega. Sobre el actual escenario de crisis, Gándara sintetiza: "Había una situación que estaba sobredimensionada en términos de tarifas. Estábamos viviendo una fantasía, no solo a nivel de actores, también de ejecutivos y de valor de las producciones".
Con TVN y CHV sin proyectos de telenovelas, el campo para los actores se ha reducido a Mega y Canal 13, que cuentan con una planilla acotada de contratos y en su mayoría solo por proyectos, para abaratar costos y evitar lo que sucedía hasta el año pasado: un rostro grababa seis meses una telenovela y la otra mitad del año la tenía libre, pero recibiendo el mismo sueldo.
El efecto de esa medida ha significado que los ingresos de los actores se han reducido. Un ejemplo es Luis Gnecco, quien el año pasado tuvo que cambiarse de casa, para economizar, luego de terminar su contrato con Canal 13, donde recibía $14 millones. Hoy, el actor graba una serie para Amazon Prime y tiene proyectos fílmicos.
En el caso de la mayoría, el camino para generar nuevos ingresos se ha volcado a Instagram, donde realizan publicidad en sus cuentas. Tamara Acosta tiene contrato con una marca de impresoras que promociona con videos explicativos; Alejandra Fosalba y Paz Bascuñán hicieron trato con marcas de automóviles y suben fotos sonriendo al lado o arriba de ellos; María José Prieto publicita jugos o cremas; Antonia Zegers, Amparo Noguera, Blanca Lewin, Álvaro Espinoza y Cristián Campos suben imágenes con una marca de vino; y a Felipe Braun y Héctor Morales se los ve tomando café con leche condensada, aunque también se trata de publicidad.
Sigrid Alegría promociona una marca de calzado y otra de té helado y jugos. "He sido quisquillosa. No me gusta engañar a la gente y tampoco me quiero convertir en alguien que necesita contar su día completo para poder mencionar la cantidad de canjes con los que debería cumplir", dice la actriz. "Me gusta la fotografía y ponerle títulos a la foto también me parece romántico. Estaba claro que había que sumarse a este sistema", añade.
Dos personeros que trabajan en agencias dicen que las tarifas son variables: por una foto en Instagram se les paga entre $300 mil y $500 mil (rango en el que están Prieto, Fosalba, Javiera Díaz de Valdés y Matías Assler), y habitualmente se les entrega un texto para que acompañen la foto. Por cuatro historias en la misma red social se paga en promedio $800 mil. Algunas marcas piden que un rostro vaya a un evento suyo y luego suba una foto o historia: por estar una hora en el evento y luego constatarlo en Instagram reciben entre $300 mil y $700 mil, dependiendo del rostro. "Los actores que trabajan con tres marcas al mes pueden ganar más de $5 millones", puntualiza un ejecutivo de una agencia.
Otros han decidido emprender. Álvaro Morales, quien se integró a la próxima nocturna de Canal 13, Río oscuro, partió en marzo un negocio de pizzas para eventos a domicilio llamado Don Giovanni, preparadas por él y su socio, Andrea Ramallo. Mariana Loyola -hoy sin contrato en TV- comercializa una mantequilla llamada Amma Ghee, bajo una receta india sin lactosa ni gluten. Jorge Zabaleta abrió un hotel de lujo en San Pedro de Atacama, Desértica. Y Katyna Huberman, que también se integró a Río oscuro, tiene una marca de carteras hechas a mano. "Lo de ahora, con contratos a plazo, es más inestable, pero puedes ir intentando distintos proyectos, con distintas manos y equipos", afirma Huberman.
La radio también es una opción. Francisca Imboden y Begoña Basauri conducen programas en Romántica, y Elisa Zulueta tiene uno en Concierto. La actriz, quien termina este mes su contrato con TVN por el rodaje de la serie La jauría, combina hoy ese trabajo con el teatro. "Me permite hacer algo diferente y es estable. Soy peatona, no tengo grandes gastos, no me compro ropa, entonces no he tenido que ajustarme tanto. Si la tele está en crisis, es lógico que no haya contratos a largo plazo", dice la actriz.
Como parte de esa reinvención, Gabriela Hernández se fue de Mega -donde le ofrecían un contrato que para ella no era conveniente, según dijo- para coanimar el matinal de CHV. Y Carolina Arregui se sumó a Muy buenos días, de TVN. "Ella nos manifestó su interés en participar y nos ha dicho que, si va a estar con contrato, quiere estar en pantalla", dice Eduardo Cabezas.
Sueldos a la baja
Canal 13 tiene hoy a nueve actores contratados, fichados desde antes que desarmaran su área dramática: Loreto Aravena, Cristián Campos, Nicolás Poblete, Josefina Montané, Lorena Bosch, Daniel Alcaíno, Susana Hidalgo, Tamara Acosta e Ignacia Baeza. A la mayoría se les vence este año y no se les renovará, porque las contrataciones -que son solo por proyectos- ahora las realiza la productora a cargo de las ficciones del canal, AGTV.
Río oscuro, que Canal 13 estrenará en mayo y que graba AGTV, tiene a 17 actores con sueldos variados. Claudia di Girolamo y Alejandra Fosalba, que en TVN ganaban más de $10 millones, ahora recibirán $6,7 millones y alrededor de $4 millones, respectivamente. Mariana di Girolamo, en cambio, es una de las pocas que experimentará un aumento: en Mega ganaba $2,2 millones y ahora firmó por más de $10 millones. Gabriel Cañas y José Antonio Raffo, sus coprotagonistas en la historia, obtendrán $1,5 millones, similar cifra a la que ganaron los actores jóvenes de Pacto de sangre.
En la productora AGTV hay tres escalas de sueldo para los rostros: unos pocos obtienen sobre $10 millones líquidos, la mayoría recibe alrededor de $5 millones y las figuras más jóvenes, $1,5 millones. La empresa de Pablo Ávila, ex hombre fuerte del área dramática de TVN, se ha vuelto un competidor emergente, con contratos de honorarios que incluyen pago de cotizaciones, algo poco común hasta el año pasado, cuando los actores entregaban boletas de honorarios -sin derecho a salud y previsión- o eran obligados por los canales a abrir una productora que facturara. Luego de que el SII pusiera la lupa en la TV por posible elusión, canales y productoras cambiaron su método de pago y hoy casi la totalidad dejó de facturar, amparados en la Ley 19.889 para trabajadores de Artes y Espectáculos. En el caso de AGTV, además, tienen un seguro complementario para sus trabajadores, en caso de accidente o muerte.
Mega, en tanto, tiene a los dos actores mejor pagados de la TV: Álvaro Rudolphy y Jorge Zabaleta, con más de $20 millones líquidos al mes, según fuentes de la industria involucradas en el negocio de las teleseries. Son casos excepcionales. El promedio del canal no supera los $10 millones, como Francisca Imboden o Paola Volpato. Un actor joven como Pedro Campos obtiene $2,5 millones y Alejandra Araya alrededor de $1 millón, ambos por Juegos de poder. Camila Hirane, de Verdades ocultas, recibía, hasta la tercera temporada, $7 millones.
El año pasado el canal optó por no renovarle a varios actores y comenzar el nuevo trato por proyecto. Algunos emigraron a AGTV -que ya cerró elencos de sus dos próximas ficciones- y otros esperan a que los llamen para las dos nuevas teleseries que prepara el canal privado, última posibilidad que les queda para este año. La próxima vespertina, una comedia escrita por Daniela Castagno, está cerrando su reparto, mientras la nocturna en la que trabaja Pablo Illanes solo tiene confirmada a Volpato. La actriz simboliza los nuevos tiempos: protagonizó por un año y medio Perdona nuestros pecados, tuvo tres semanas de vacaciones, y partió grabando Isla Paraíso. Ella tenía un viaje planificado, pero debió postergarlo: la ficción tendrá alargue y luego se sumará a rodar la nocturna. Tres teleseries seguidas casi sin pausas.
Crisis irreversible
Ximena Rivas lleva seis años trabajando por proyecto. El año pasado grabó Amar a morir, para TVN, y ahora se sumó a En la puerta del horno, que Vicente Sabatini dirigirá para Canal 13. "Un contrato puede dar estabilidad, pero también debes estar disponible para asumir un rol que puede no gustarte. Estamos en medio de la crisis y va a ser un proceso largo", dice la actriz. "Espero que haya mecanismos justos y conscientes de los canales y productoras para eliminar las brechas salariales. En la época dorada de TVN tenías la certeza de un equipo con el que ibas afiatándote y que te daba seguridad económica. Ahora terminas un proyecto y no sabes qué viene. Nos habíamos acomodado demasiado y lejos de ser un momento de angustia, esta es una oportunidad", agrega.
Álvaro Gómez ha tenido una temporada exitosa gracias a Pacto de sangre, pero desde enero está sin contrato. "La situación ha cambiado mucho. Pero en mi caso, que llevo más de 10 años, nunca he tenido contratos a largo plazo y ya sé que debo estar preparado", cuenta el actor que también ha hecho alianza con algunas marcas para publicitar en su Instagram. Juan Carlos Salfate, mánager de María Elena Swett, Blanca Lewin, Nicolás Poblete y Tamara Acosta, dice: "El cambio en la industria es algo que se va a quedar en el tiempo. La industria cambió, el tipo de contratos también". Sobre la baja en los sueldos, agrega: "Los actores van a tener una combinación de ingresos, que va pasar por las publicaciones en sus redes sociales, lo que logren por sus trabajos en ficción, más el teatro".
Un ejecutivo de televisión cuenta que hace un tiempo una conocida actriz solicitó reunirse con él y le pidió $17 millones para cerrar el acuerdo. Él le dijo que no: "La industria ya no da para pagar esos montos. La fiesta se acabó y los sueldos para un actor siguen siendo altísimos para este país. Todos aprendimos la lección: esa burbuja es la que nos tiene hoy así".
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