Ad portas del desenlace de Pacto de Sangre, que este martes (22.30) emite su último capítulo, el balance de la recta final de la teleserie nocturna de Canal 13 no sólo deja un alza en la sintonía (con 15,3 y 14,4 de rating promedio en sus últimas emisiones, las más altas la fecha). A la par, ha aumentado también la discusión en torno a la duración de sus episodios, que desde su estreno en septiembre hasta ahora se han visto reducidos considerablemente.
Si en un comienzo el thriller se extendía diariamente por cerca de 40 minutos, en las últimas semanas los capítulos de Pacto de Sangre no superaron en promedio los 26 de minutos de duración.
Esto, como parte de la estrategia del canal por alargar su exitoso producto y rentabilizar al máximo el impacto de la telenovela, transformada en objeto de culto y muy bien evaluada al interior de la industria.
La decisión no ha pasado desapercibida entre la audiencia, que ha manifestado sus críticas en redes sociales, ni por el elenco de la ficción. De hecho, Pablo Cerda, que en la teleserie encarna a Raimundo, expresó su molestia por esta situación. "A mí también me da lata ver el final en TV. Dan poco y a deshora. ¿Imaginan alguna serie de cable pasando por lo mismo? Pero, ¡vamos! El final se viene bueno", escribió en su cuenta de Instagram.
Ante esto, el propio director ejecutivo de Canal 13, Javier Urrutia, salió a defender la decisión y la semana pasada respondió a algunos usuarios de Twitter molestos por esta situación, aclarando que cada emisión "no ha bajado de los 28 minutos".
Diego Muñoz, parte del equipo de guionistas de Pacto de Sangre, asegura que "esto es parte del juego. Pasa casi siempre que la emisión de los capítulos no coincide con la escritura. Es una lata, pero yo estoy más metido en escribir. Además, le tenemos mucha fe a la historia y eso se mantiene independiente de lo que haga el canal con cada emisión".
No se trata, por cierto, de un fenómeno inédito en la televisión abierta, sino más bien de una tendencia transversal que en diversas oportunidades ha enfrentado a los guionistas de las ficciones con los encargados de las decisiones programáticas de cada señal.
Uno de los casos más recordados es el de Vuelve Temprano (TVN). Emitida en 2014, y en medio de las críticas que recibió el último capítulo, la guionista y creadora de la teleserie nocturna, Daniella Castagno, se desahogó en ese momento en redes sociales y reveló que el desenlace no fue el ideado originalmente, ya que éste fue fragmentado en tres partes por parte del canal.
"Desde mi primera teleserie he sido testigo de cómo los capítulos se alargan o acortan dependiendo del éxito o el fracaso en el rating", cuenta Pablo Illanes, guionista del área dramática de Mega, con experiencias previas en Canal 13 y TVN. "En Adrenalina, por ejemplo, el estreno se hizo con un capítulo uno y un pedazo del segundo. Esto hace que el último capítulo de las teleseries siempre sea blanco de críticas, claro, porque el que viste no es el capítulo final, sólo las ultimas 10 o 12 escenas del último libreto", detalla.
Una experiencia similar a la que vivió en 2014 Rodrigo Cuevas, guionista de Los 80, cuando Canal 13 dividió en dos emisiones el episodio final de la serie. "Fue muy traumático lo que nos pasó con Los 80, porque la gente nos siguió por siete años. Había un compromiso con la historia, y que el canal no nos respetara y fragmentara en dos partes el final, fue fuerte", comenta. "Sin embargo, sé que es una decisión programática, y uno no puede hacer más que quejarse", agrega.
Marcelo Castañón (Soltera otra vez) comparte la resignación del gremio ante este escenario, aunque matiza: "Hay casos horribles, en los que todo se ha ido a las pailas, pero las teleseries buscan rentabilidad y no puedes desconocerlo. Me parece una irresponsabilidad no reconocerlo".