Hay una sensación que cruza a cada integrante del equipo detrás de Historias de cuarentena: en otro contexto esta ficción jamás habría tenido cabida en la TV local. “Nadie en su sano juicio habría puesto antes de esto una serie realizada por videollamada, en señal abierta, y menos aún en la franja prime. Y que tenga la audiencia que tiene”, dice su guionista Rodrigo Cuevas.

Desde su estreno, hace aproximadamente un mes, la serie de Mega -que va de lunes a miércoles a las 22.30 horas- lidera su horario con un promedio de 12,8 puntos de rating: todo un logro para un proyecto creado en plena cuarentena, rodeado de incertidumbre, sin los grandes presupuestos del género y gestado en tiempo récord, con solo tres semanas entre la idea y su debut.

La trama sigue las conversaciones de Pablo (Francisco Melo), psicólogo, y sus pacientes, actualmente confinados por la emergencia sanitaria. De hecho, esa fue la única consigna con que comenzó la historia. “Casi todo se va creando en el camino. Partimos con cuatro o cinco personajes, o pacientes, y con un punto de partida pero sin tener un desarrollo mayor o proyección de cómo era su historia paso a paso”, cuenta Cuevas.

Poco después que Mega detuvo las grabaciones de todas sus teleseries por la pandemia -Verdades ocultas, Yo soy Lorenzo y 100 días para enamorarse- se comenzó a gestar la idea desde el área dramática. “En ese momento estaba escribiendo una teleserie que tenía salida al aire en 2021”, cuenta el guionista. “Y desde una ansiedad creativa, tuve la necesidad de escribir algo que pudiera ser un aporte hoy”, dice.

Con eso en mente, se contactó con María Eugenia Rencoret, jefa del área dramática de la estación, “y ella automáticamente prendió, se hizo parte de esto con entusiasmo y al otro día la estaba proponiendo a la dirección ejecutiva del canal. A los tres o cuatro días yo ya estaba reuniéndome virtualmente con los actores para hablarles de sus personajes. Fue increíblemente rápido todo”, relata el escritor.

Para Rencoret, “el proyecto nace a partir de la búsqueda de contenidos contingentes que conecten con la emoción del momento y nos permitan mantener nuestro vínculo con la audiencia”.

La dinámica de trabajo ha seguido el mismo ritmo acelerado que ha caracterizado al proyecto. “Lo que escribo hoy se graba muchas veces mañana y se emite unos cuantos días después”, cuenta Cuevas, quien tarda un día en escribir un capítulo. El día de grabación no solo se conectan los actores, también lo hacen Rencoret, el director Nicolás Alemparte y los editores que registran las imágenes, entre otros. Y después de un ensayo los artistas graban la escena. “Estamos grabando como dos escenas diarias, un total de ocho sesiones semanales”, cuenta Alemparte.

“En una teleserie normal”, ejemplifica el guionista, “hay una etapa de desarrollo donde trabajas el concepto, los personajes, haciendo una proyección de la historia y puedes estar entre tres y seis meses en eso. Cuando termina esa etapa empiezas a escribir. Y muchas veces partes las grabaciones teniendo 10 o 12 capítulos ya escritos. Y aquí todo eso fueron semanas”.

En esa línea, otro punto que diferencia a Historias... es el desfase entre las grabaciones y su emisión en pantalla, que es de entre tres y cuatro días. “Estamos súper pegados al aire porque nos pareció interesante desde un principio que esto tuviera el dato crudo del día a día, de las cosas que están pasando diariamente. En ese sentido esta serie es un reflejo de lo que está pasando”, rescata el director. Por eso mismo se incorporó recientemente al equipo una periodista que va actualizando la situación de la enfermedad en el país.

Respecto a la proyección de la serie, el guionista dice: “No sabemos hasta cuándo va a durar la serie, no sabemos nada como nadie sabe nada de lo que viene de aquí a dos semanas más. Somos parte de lo mismo, de lo que le está pasando a todo el mundo. Lo asumimos y trabajamos así y es parte del esfuerzo de acompañar a la audiencia, que se sienta representada”.

Nuevos personajes

Para los próximos días se esperan varias novedades. Por ejemplo, ciertas historias se irán cerrando, aunque Cuevas explica: “Algunos siguen con nosotros de manera indefinida y eventualmente algunos que pueden salir por un rato pueden volver más adelante. Eso también está abierto a que pueda ocurrir”.

El proyecto ha permitido también tener nuevos personajes, como ya ocurrió con Ingrid Cruz, Francisca Imboden y Fernanda Ramírez. Y esta semana será el turno de Max Salgado (Príncipes de barrio) y Mario Horton con Francisca Walker (Yo soy Lorenzo). Estos últimos, pareja en la vida real, interpretarán a Marcelo y Elisa, quienes después de años de tratamiento de fertilidad logran el esperado embarazo, aunque en un escenario complejo por la pandemia, el encierro y la rebaja de sueldos.

Salgado, en tanto, será Diego, hijo de Pablo (Melo) y Carolina (Daniela Lhorente). “Es muy loco”, comenta el actor, “grabar desde tu propia casa solo, preparar el arte tú mismo, con lo que hay a la mano. Si bien esa precariedad y simpleza hacen crecer la creatividad, sin duda te hace valorar el trabajo de todas las personas que no están cerca”.