Dos meses atrás, la cadena norteamericana ABC, propiedad de Disney, decidió cancelar el revival de la comedia Roseanne, que se transformó en su producto más exitoso de la última temporada, luego de que su estrella, la siempre polémica comediante Roseanne Barr, tuiteara un comentario ofensivo y racista insultando a una ex asesora de Barack Obama, Valerie Jarrett, comparándola con un simio. Jarrett es afroamericana.

Y ahora, hace diez días, Disney debió tomar nuevamente una decisión de ese tipo, luego que volvieran a circular tuits antiguos del director James Gunn, detrás de la saga Guardianes de la galaxia, donde bromeaba con temas sensibles como la pedofilia y la violación. Rápidamente, el estudio anunció que Gunn fue despedido de Guardianes de la galaxia 3, que se estrenará en 2020. "Su comportamiento es inexcusable y no representa nuestros valores", afirmó la compañía.

Pero si bien la decisión de cancelar el programa de Barr fue transversalmente apoyada, el despido de Gunn ha generado debate y rechazo en Hollywood.

Y es que claro, si Barr había escrito su polémico tuit menos de 24 horas antes de que la compañía decidiera terminar su contrato, las bromas de Gunn -que la mayoría coincide en que eran de muy mal gusto- databan desde hace casi una década. "Si no hubo ningún crimen, tiene que haber una diferencia entre lo que una persona era y lo que es", escribió el columnista Marc Bernardin de The Hollywood Reporter. "Disney debería saber la diferencia entre James Gunn y Roseanne", dijo por su lado el crítico de cine Mark Harris, de Vulture.

La muestra de apoyo más importante vino este lunes, cuando el elenco de Guardianes..., publicó una carta abierta respaldando a Gunn: "Hubo poco de debido proceso en la corte de la opinión pública. James probablemente no será la última buena persona en ser llevado a juicio. Por el ambiente dividido que vive nuestro país (Estados Unidos), de seguro estas instancias seguirán ocurriendo, pero instamos a todos los americanos, sin importar su color político, que paremos con estos asesinatos de reputación y mentalidad de turba", decía el texto firmado por Chris Pratt, Zoe Saldana, Bradley Cooper y otros. En una declaración aparte, Pratt fue más lejos: "me gustaría que lo recontrataran".

Con su decisión, Disney ha sido apuntado por perpetuar una cultura de "cero tolerancia" en Hollywood, en donde la consecuencia es la misma para quien haya sido un abusador sexual, o quien emita comentarios racistas y sexistas en la actualidad, como para quien haya escrito una frase hace años considerada hoy una estupidez. También por darle poder a polémicos grupos en internet, que inician campañas para despidos de celebridades.

La situación de Gunn en particular nació de Mike Cernovich, una personalidad de extrema derecha en redes sociales, quien llamó a "desenterrar" los tuits del director como una suerte de venganza por sus comentarios anti Trump. Tuits que ni siquiera eran desconocidos: cuando Gunn fue contratado para dirigir la primera Guardianes de la galaxia, debió explicar sus dichos y pedir disculpas por sus polémicas bromas.

Tras conseguir el despido de Gunn, Cernovich llamó a perseguir a otros blancos: el comediante Patton Oswalt, y el guionista y productor Dan Harmon (Rick y Morty), ambos críticos de Trump.

Horas después, un video de un sketch cómico de Harmon donde se burlaba de la pedofilia se hizo público, y el realizador cerró su cuenta de Twitter.

La situación también ha generado un ambiente de paranoia. La semana pasada, el cineasta Rian Johnson (Star Wars: Los últimos Jedi) eliminó 20 mil tuits de su cuenta. Cuando varios usuarios notaron la acción, respondió: "no creo haber escrito nunca nada tan malo. Pero si el hecho que trolls anden ahondando en nueve años de tuits escritos sin contexto buscando munición es ahora algo normal, esto me parece que ¿por qué no (borrarlos)?".