Canal 13 ya cuenta una semana enfrentando uno de los cambios más significativos de su historia. El pasado viernes 25 de mayo, la estación materializó su alianza con el grupo español Secuoya, bajo el propósito de externalizar gran parte de sus servicios -producción, operaciones, promociones, ingeniería y transmisión-, lo que precipitó el despido de casi 270 trabajadores. Básicamente, los afectados fueron maquilladores, camarógrafos, iluminadores y asistentes de sonido, entre otros.

Durante esa misma jornada, la compañía europea hizo su ingreso a las diversas dependencias de la ex señal católica. Ya contaban con alrededor de 130 a 140 profesionales contratados, por lo que esperan a partir de esta semana llegar al promedio de 300 que permitiría igualar el número de despedidos y, por consecuencia, trabajar en las condiciones planificadas junto a la señal. Según proyecciones de la entidad, para fin de año deberían contar con 500 trabajadores en el país, concentrados en Canal 13, pero también en otros planes de expansión (han recibido cerca de 2.500 currículums en el último tiempo).

Por otro lado, Secuoya hoy arrienda y administra 12 estudios de la red de Luksic -contando aquellos que pertenecen a las dependencias que ocupaba CHV en Bellavista, compradas hace cinco años por el 13-, además de bodegas y oficinas para distintos usos. El plan de los españoles es arrendar tales áreas a distintos actores de la industria, incluso extranjera, ya que ellos mismos han asegurado que están en conversaciones con gigantes como Netflix.

Mirando las cifras, el vínculo con Canal 13 está ordenado bajo un modelo en que Secuoya le pagó cerca de US$ 10 millones por el uso de su infraestructura; a su vez, la señal chilena le debe desembolsar un monto anual que bordea los US$ 12 millones por sus servicios, a los que se descuentan US$ 3 a US$ 4 millones por el arriendo de sus estudios.

Ante ello, los primeros siete días han sido calificado como una etapa de ajustes y transición desde ambas partes, aunque al interior de la estación reconocen que han existido momentos "caóticos". El primero en experimentar el brusco recambio fue el departamento de prensa, ya que de ahí solo permanecieron los periodistas. Sin embargo, había que seguir saliendo al aire con tres informativos diarios, y por eso gran parte del trabajo de traer funcionarios de Secuoya se concentró en esa área.

Lo mismo ocurrió con el matinal, Bienvenidos, emitido de lunes a viernes. Y aunque en pantalla todo pareciera estar en orden, desde el interior de Canal 13 reconocen que ha habido errores en las transmisiones, como de iluminación, sonido, gráficas y enlaces con móviles que trabajan en la calle.

Vértigo también fue parte del rodaje del nuevo modelo. Por primera vez en los últimos años su equipo debió ensayar 24 horas antes de la emisión del pasado jueves, con el objetivo de evitar errores técnicos que pueden resultar determinantes para un espacio en vivo. Pese a ello, igual hubo un traspié: cuando uno los invitados era sometido a la llamada "pregunta del pueblo", apareció un video de una joven, aunque el audio era de un hombre y de otra instancia. En ese momento cortaron la imagen y fueron los animadores los encargados de hacer la pregunta.

Otra de las situaciones más sensibles sucedió con Francisco Saavedra: cuando desvincularon a parte del equipo de su programa, Lugares que hablan -uno de los más exitosos en términos de sintonía-, el conductor puso su cargo a disposición y amenazó con irse de Canal 13 si sus colaboradores no eran reintegrados. El espacio de los sábados estuvo sin grabarse en la última semana. Considerando que se trata de una de sus figuras más populares, la señal debió ceder y finalmente los profesionales fueron fichados de vuelta.

Por ahora, la señal también está revisando todos los contratos que ha establecido en los últimos años con firmas extranjeras para la compra de material envasado, considerado según sus directivos como uno de los ejes de la crisis: durante años se adquirieron producciones foráneas -desde telenovelas hasta Los Simpson- a precios muy altos y bajo el formato de "paquetes", quedando muchas veces con material que después nunca iba a ser exhibido.

En cuanto a rating, el programa cultural de Saavedra lidera el prime del sábado y promedia 14,5 puntos. Otro de los caballitos de batalla es Caso cerrado, que obtiene 9,1 puntos. En la otra vereda está Soltera otra vez 3, con un rendimiento que ha ido bajando y muy lejos del éxito que significó su primera parte. Hoy, promedia 8,8 puntos, mientras que en su mes de estreno, marzo, conseguía 12,3 unidades.

El Cuerpo no Miente: el próximo programa de telerrealidad de la estación

Rodrigo Leiva, el mismo realizador detrás de En su propia trampa -y que próximamente volverá con una nueva temporada de Contra viento y marea- alista un nuevo programa en Canal 13. Esta vez el productor ejecutivo puso sus ojos en el aeropuerto internacional de Santiago, donde vio el potencial de su próximo espacio de telerrealidad: El cuerpo no miente, realizado en conjunto con la Policía de Investigaciones y conducido por Leo Castillo, notero del matinal Bienvenidos.

El espacio mostrará cómo trabajan los funcionarios de la PDI para descubrir qué esconden los pasajeros que entran al país con productos ilegales o de forma irregular. Esto, analizando los movimientos corporales que delatan a quienes buscan infringir la ley en el control fronterizo, tanto inmigrantes ilegales como traficantes.

El espacio es un símil de Alerta aeropuerto, emitido por Nat Geo y grabado en países como Perú, Colombia y España. A diferencia de la última temporada de Alerta máxima (CHV), que se grabó en todos los pasos fronterizos de Chile, El cuerpo no miente se realiza sólo en la terminal aérea de Santiago.