Post-hardcore. El rótulo es el más asociado al grupo At the Drive-in cuando se pesquisan sus biografías o reseñas por la web: aquel género que estiró la fuerza bruta y frenética del hardcore punk original para dirigirlo hacia un lenguaje más complejo, donde también cabían la experimentación y la aproximación hacia otros géneros.
Suena bien, pero cuando se presiona play suena mejor. Relationship of Command (2000), su obra cumbre, es desde un comienzo un patadón de energía y ferocidad que parece arrasar con todo, cortesía de sus baterías machacantes, guitarras a tope que nunca declaran tregua y la voz de Cedric Bixler-Zavala, ese chillido destemplado que a veces lo acerca a Zack de la Rocha, aunque cuando la garganta baja en decibeles se asemeja más a Perry Farrell en días de Jane's Addiction. Pese a los aplausos que acumularon en el despegue del nuevo siglo, el conjunto se disolvió en 2001, acusando diferencias personales y creativas. Retornaron muchos años después, en 2012, quizás como una manera de saldar un pendiente de una banda de vida breve -nacieron a mediados de los 90, para separarse apenas un lustro después-, influencia innegable en el nuevo siglo, con una seguidilla de valiosos álbumes y, por sobre todo, con una intensidad en los escenarios que convertía sus presentaciones en experiencias demoledoras.
Con esos precedentes, los originarios de El Paso, Texas, fijaron su primer desembarco en el país: será el viernes 9 de noviembre en el Teatro La Cúpula Multiespacio, en el Parque O'Higgins y según revelan los encargados del evento, la productora Fauna. Y aunque la agrupación aún carga la sombra alargada de su pasado, también se han encargado de remover su presente. At the Drive-In llega a la capital con un título reciente, In•ter a•li•a (2017), el que ha recibido críticas dispares. Pese a que mantienen ese talante furioso ensamblado con texturas veloces -siempre ricas en detalles y recursos-, la prensa especializada ha advertido lo obvio: el enojo visceral con el mundo que cualquiera tiene a los 20 años, no se mantiene cuando ya se superan las cuatro décadas de vida.
Quizás por ese mismo crecimiento, sus propios músicos han dado muestra en los últimos años de una orientación hacia otras rutas, con respetable acogida en mercados como Chile. The Mars Volta, la banda que formó el propio Bixler-Zavala con el guitarrista Omar Rodríguez-López tras el adiós de At the Drive-In, se apartó del hardcore más convencional para atarse a los enrevesados contornos de la improvisación y el rock progresivo, fórmula con la que han pasado por Chile en tres ocasiones (2004, 2008 y 2010). Eso sí, ahora llegó el minuto de demostrar su potencia y legado con el más señero de sus proyectos.
Las entradas para su visita están a la venta desde hoy al mediodía en Puntoticket.