No hay ningún momento de La noche de los muertos vivientes en que se haga mención a la palabra "zombie". Pero cualquier fanático del cine de terror y del subgénero de los muertos vivientes sabe que la cinta de 1968 de George A. Romero es el hito fundacional, el año cero de los zombies en la cultura pop.
El término ya existía en el horror cinematográfico, pero su definición era bastante distinta a la de la era moderna: el zombie estaba fuertemente basado en el folclor haitiano, donde la criatura era un ser humano reanimado bajo el control mental de un brujo y magia negra. Eran esclavos sin personalidad ni voluntad propia, a merced de lo que su maestro dictaminara, representados en cintas como White zombie (1932) o Yo caminé con un zombie (1943). Sin ni si quiera referirse a ellos como tal, Romero transformó a los zombies en su versión moderna: cuerpos -casi siempre putrefactos- que regresan de la muerte hambrientos por carne humana. Al que muerden lo transforman en uno de ellos. Así nacía uno de los seres más populares del terror en el entretenimiento.
"Romero se inspiró mucho en los vampiros de la novela Soy leyenda, de Richard Matheson (1954). La cinta descartó la magia en favor de una condición contagiosa e instintiva, una versión predatoria de nosotros mismos. Humanos sin humanidad, el hambre personificada", afirma Sean Moreland, académico canadiense y autor de múltiples libros sobre el cine de terror. "Esta sigue capturando la imaginación popular. Los zombies nunca más se alejaron de esta reinvención de Romero".
El legado del cineasta y su primera película va más allá de las formalidades de la criatura. El realizador, fallecido el año pasado, además de establecer una biblia implícita del cine de terror para las siguientes décadas (bajo presupuesto a cambio de mucha libertad creativa), transformó a los zombies en un reflejo de la sociedad contemporánea. "Haber tenido al [actor afroamericano] Duane Jones como Ben [el protagonista] le dio un subtexto racial a la cinta en medio de la lucha por los derechos civiles. El amanecer de los muertos vivientes (1978) satirizaba el consumismo de los 70, mientras que El día de los muertos vivientes (1985) hacía referencia al enfoque militar de Ronald Reagan", dice el escritor Kevin Wetmore, autor de Back from the dead, que analiza la obra de Romero y los remakes de esta. "Romero hizo de estas películas un espacio de comentario social. Nos mostró que hay que temerle tanto a la gente como a los zombies, un legado que dura hasta hoy con series como The walking dead", agrega.
Muertos y aún vivos
Este año la película de Romero cumple cinco décadas, y el género que inició no sólo ha mutado de diversas forma, sino que ha permeado toda la cultura popular. En los 80, los zombies fueron parte de uno de los hitos más recordados de la música de esa década: el video de Thriller, de Michael Jackson, en 1983. Y aunque podría considerarse que los 90 fue su década de menor impacto en la pantalla grande, el videojuego Resident evil (1996) dio inicio a una de las franquicias de entretenimiento más exitosas de los últimos 20 años, transformándolos en antagonistas de temer en el mundo virtual.
El inicio del nuevo siglo trajo la mayor reconquista de los zombies en la pantalla, con una camada de películas como Exterminio (2002), el remake de El amanecer de los muertos vivientes (2004) de Zack Snyder, el salto de Resident evil al cine y comedias de zombies como Shaun of the dead (2004) y Zombieland (2009). Las "zombie walks" -las marchas donde los fanáticos del género se disfrazan de muertos vivientes- se expandieron desde convenciones en Estados Unidos a eventos globales.
Irónicamente, su gran conquista televisiva a partir de 2010 con el estreno de la mega popular The walking dead, vino acompañada de una década en la que los muertos vivos no han tenido mayor impacto o evolución en la pantalla grande. "Pareciera que este renacer de los zombies de las últimas dos décadas está aflojando. Pero estas cosas son cíclicas, y lo bonito de los zombies es que pueden funcionar en una variedad de contextos y formas distintas, sea cine, televisión o novelas gráficas. Creo que seguiremos viendo cosas interesantes. Si Romero nos enseñó algo es que los muertos vivirán de nuevo", concluye Wetmore.