En un café de Providencia, Marcelo Alonso se muestra abierto a contar cómo fue su último tiempo en TVN, canal al que perteneció por quince años y que ya es parte de su pasado. A fines de agosto, el actor llegó a un acuerdo para terminar antes su contrato con la red pública y optó por integrarse a Mega, para así volver a trabajar con María Eugenia Rencoret y su equipo, el mismo que lo recibió en Bellavista 0990 en 2004 para hacer Los Pincheira. Su última telenovela en TVN fue Wena profe (2017). "Solo puedo hablar de mis emociones, pero no puedo contar nada de lo que llego a hacer en Mega".

¿Por qué tomó la decisión de irse ahora de TVN y no antes?

Porque insistí hasta el final en tratar de sostener un área importante del canal, que le dio mucho a la televisión. Es lo que siempre he dicho, tengo un vínculo con Televisión Nacional súper fuerte. Yo soy absurdamente, para estos tiempos, emocional. Tengo una cosa que tiene que ver con la pertenencia, con un lugar al que yo pertenecí mucho tiempo, y me costó mucho irme. Era un rollo emocional mío, más de allá de lo económico, incluso.

¿Pensó en irse con Rencoret a Mega en 2013?

Claro que sí. Imagínate el ir y venir de la cabeza de uno. Yo sabía que para donde se fuera la Quena le iba a ir estupendo junto a su equipo. Cuando ellos se fueron, era evidente lo que pasó. Jamás pensé que podía ser un riesgo irme a Mega, porque evidentemente era mucho más arriesgado quedarse en Televisión Nacional. Lo viví desde ahí, y opté por quedarme para tratar de hacer algo, para que eso que está ahí, en TVN, tuviera alguna continuidad. Y la competencia es buena para todo el mundo. Alguien tenía que quedarse para tratar de sostener lo que había.

¿Cómo vivió el último tiempo en la red estatal, cuando las teleseries no marcaban más de 9 puntos?

Uno aprende muchísimo en este tipo de crisis, y así yo aprendí a ver cómo funcionaba realmente la televisión. Más allá de que algún producto, sin nombrar ninguno, haya tenido méritos suficientes para tener una buena audiencia, aprendí lo que era un tren programático. Entendí que un producto en la televisión no funciona solo, porque es muy importante lo que viene antes y después. La pantalla caliente, la promoción, y la crisis misma. Cuando estás en una crisis, ni siquiera puedes promocionar tus productos en tu propia pantalla. Tu pantalla ya no es un lugar para promoverte a ti mismo, lo que provoca un círculo no virtuoso, un círculo fatal. En el caso de Mega, por ejemplo, se empezó a producir un círculo virtuoso, en donde hacían muy buenas producciones, y tenían una pantalla en la que podían hacer que la gente las viera.

¿Aprendió también sobre el rating? Algo con lo que los actores, usualmente, no están de acuerdo.

Pucha, yo lo siento por la opinión de mis colegas, pero yo siempre he entendido que la televisión tiene que ver con medición. En definitiva, lo que quiero decir es que yo creo profundamente en el rating. La televisión está hecha para ser vista en el momento mismo. En el caso puntual de una teleserie, está hecha para ser vista en el momento que está siendo emitida, no para después. Hay otros formatos audiovisuales que están hechos para ser vistos después, como una película, que si quieres la puedes ver 20 años o un mes después. La televisión es presente puro y esa es su gracia, su fuerza y también su debilidad. Las teleseries funcionan aquí y ahora. Por lo tanto, creo mucho en la medición, y me pone muy contento cuando le va bien a las cosas.

¿Cree que estuvo correcto que los actores ganaran sueldos millonarios en la época de éxito de las áreas dramáticas?

No veo el problema de que un actor tenga un sueldo grande. No tengo ningún complejo en eso. Un médico de la Clínica Alemana tiene un sueldo millonario también. El problema es que en Chile consideramos que el actor no debe ganar tanto. ¿Qué es lo que debe ganar un actor? ¿Hay una tabla? ¿El actor debería ganar tanto, porque ese es su lugar económico social en el país? La televisión es un negocio que producía mucho dinero, y donde se generaban movimientos de mucha plata. Es súper bueno entender que las carreras de los actores tienen tramos. En mí, fue 15 años. Son momentos en que se gana mucho dinero, pero hay momentos en que se gana nada, o se gana muy poco comparado a lo que ganaste en algún momento. Los actores somos personas que no nos jubilamos, por la condición misma del oficio. Los actores siguen actuando mientras tengan las facultades físicas y mentales de poder hacerlo. Y te aseguro que un actor de 80 no está ganando lo que ganó cuando fue galán a los 38. Este cambio de ahora llegó para quedarse, y no lo encuentro ni justo ni injusto. Las cosas cambian.

A Mega también llegó Francisco Reyes y María Elena Swett. ¿Cree que sumar a tantos actores puede precipitar una suerte de burbuja que pronto estallará?

En algún momento, Televisión Nacional tenía a todos los actores. Los mismos actores que están en Mega, todos estuvieron en TVN. Mega está donde está, en gran medida, por su ficción. El nivel de identificación que ha logrado con las personas, es muy parecido al que tenía TVN hace quince años. Al principio, cuando era un niño, tenía todo un rollo con la televisión, pero cuando me encontré con Raúl Ruiz, hace años, quedé sorprendido. Él me dijo que uno de los grandes legados de Latinoamérica para el mundo de la audiovisualidad eran las teleseries. Él las amaba, le encantaban, las veía siempre. Le encantaba el género, me lo dijo, y yo aprendí a quererlas mucho, a entender su popularidad y su fuerza.