Por estos días María Luisa Godoy se desdobla en TVN, con una intensa rutina desde su casa durante las cinco horas diarias al mando del matinal Buenos días a todos, a la que ahora se suma una nueva temporada de Héroes de hoy, el docurreality que muestra la realidad de quienes combaten la pandemia en Chile y que la noche del jueves tuvo un exitoso desempeño, con 12 puntos de rating, quedando segundo en su horario.
Un auspicioso presente para la animadora y para el canal público, que en medio de la crisis sanitaria y el debate por la venta de su emblemático edificio corporativo ha visto un ligero repunte en su sintonía. Aunque Godoy no puede perder de vista el futuro inmediato: en septiembre dará a luz a su cuarto hijo y en febrero próximo, si es que las condiciones sanitarias lo permiten (y si los canales organizadores se deciden nuevamente por ella), debiera estar por tercera vez sobre el escenario de la Quinta Vergara para conducir un Festival de Viña que hoy se trabaja en medio de la incertidumbre.
¿Cuál es la importancia de estrenar en este momento un programa como Héroes de hoy?
Siempre fue un programa al que le tuvimos mucha fe, que lo sentimos necesario y sobre todo que cumplía con la misión de canal público. Cada uno de los funcionarios de la salud tiene el mismo nivel de importancia. (Ahora) se abre también a la calle, no solo a los recintos hospitalarios sino también otros héroes de nuestro país que ayudan a combatir esta pandemia. Para recordarnos también que en estos tiempos no solo existen los que de manera irresponsable se exponen al virus, sino que tenemos funcionarios de la salud que exponen sus vidas para salvar.
Cómo cree que se vincula este proyecto con la misión de TV pública, un tema que hoy está muy en debate.
Parte de la misión de TVN es ayudar a la población, y ayudar no solamente a educar, informar, entretener, contener, sino también a generar conciencia en momentos difíciles. Este programa en todas sus áreas cumple con el rol de TV pública.
¿Cómo evalúa el desempeño de TVN en este periodo de crisis? ¿Ha logrado ese balance de contenidos?
Como todas las cosas que nunca hemos vivido, implica un tremendo desafío. Pero eso lo hace atractivo para todos los que tenemos un rol de comunicadores y de vocación de servicio público, como debiera tenerlo cualquier persona que trabaje en TVN. Y creo que todo eso ha estado presente en estos tres meses.
En las últimas semanas el canal ha mostrado un repunte en sintonía, incluyendo el matinal.
El matinal ha crecido cerca de un 45% en sintonía y eso se debe a varias cosas. Primero porque tenemos un equipo afiatado, comprometido. Y eso nos permite transmitir una línea editorial coherente y previsible. La gente nos conoce, y sabe que vamos a decirles las cosas tal como son y que no vamos a quedarnos en la mera denuncia sino que vamos a comprometernos en la solución; y si para eso tenemos que interpelar a alguna autoridad o darle micrófono a alguna vecina, lo vamos a hacer.
¿Qué sensación le deja la puesta en venta del edificio de TVN?
Es muy simbólico del cambio acelerado y profundo que se está viviendo en la industria de los medios. Durante semanas en esta pandemia pudimos conducir un matinal de cinco horas desde mi casa y a través de la cámara de mi celular, lo que hace evidente que al igual en otras empresas la estructura física perdió relevancia por la nueva tecnología y el teletrabajo. Así que si la venta del edificio permite orientar esos recursos a la producción de mejores contenidos y mayor cobertura de nuestra señal, creo que es algo que amerita que se analice seriamente. No conozco el acuerdo en detalle, pero efectivamente es un edifico enorme para los tiempos que corren y el canal obviamente tiene que tratar de aprovecharlo. Se ha hablado de que podría ser ocupado por el Bellas Artes, por una universidad, o incluso otro canal u otros canales. Me parece que quienes están a cargo del canal hoy están obligados a analizar todas esas posibilidades y ver cuál es la mejor para TVN.
Los matinales parecen estar más expuestos que nunca. Carlos Peña los calificó en una columna como “espectáculo del miedo”.
Los matinales cubrimos una parte menor pero relevante del espacio público. Y en ese sentido tenemos que ser muy humildes y estar abiertos a la crítica. Porque ese espacio público no es nuestro, es de las audiencias. Creo que es importante entender cuál es el rol de los matinales, que no es el mismo que tienen las cámaras del congreso, los consejos municipales, la academia ni los noticieros o la prensa escrita. Lo nuestro es un periodismo más social que se hace desde la calle y la gente. Y eso a algunos les cuesta aceptarlo porque no lo comprenden. No es que lo nuestro sea mejor o peor, es complementario.
También han surgido críticas por la excesiva presencia de alcaldes.
No puedo ver los otros matinales cuando estoy en vivo, pero nosotros siempre tenemos uno de cada lado, es parte de la responsabilidad que tenemos como TVN. En general, si me preguntas por las críticas a la presencia de alcaldes, las entiendo pero no las comparto. Es cierto que los alcaldes son autoridades políticas y por lo tanto los medios debemos aproximarnos a ellos con un espíritu crítico y suspicaz, no condescendiente, porque ellos no van a los matinales como opinólogos sino como autoridades comunales sujetas al escrutinio público. Pero también es cierto que en esta crisis sanitaria los alcaldes más allá de quiénes sean tienen una ventaja que han sabido aprovechar, y es que están en la calle, pero todos saben que no son ellos los responsables de enfrentar la pandemia porque no tienen ni las atribuciones ni los recursos. Entonces se han transformado en la voz de la gente frente a la autoridad central.
Quedan ocho meses para el Festival de Viña. ¿Cómo lo ve dentro de esta incertidumbre?
Obviamente la prioridad hoy es la crisis sanitaria. Y todo acto masivo tiene que supeditarse a eso. Espero que a partir del segundo semestre la situación se vaya normalizando y que el Festival pueda hacerse en febrero como cada año.
¿Ve factible sacar adelante un Festival en otra formato?
No son cosas que me corresponda analizar, pero el que acaba de pasar yo creía que el país lo necesitaba más que nunca porque es el evento chileno más visto en el extranjero, cancelarlo significaba un derrota no solo para los organizadores sino para la imagen internacional de Chile, para nuestras instituciones e incluso para el proceso constitucional que estábamos iniciando, y que es fundamental que se desarrollara en paz, sin violencia y bajo condiciones de normalidad. Cancelar el Festival de este año yo sentía que atentaba contra todo eso. Sobre el próximo, la prioridad es la crisis sanitaria, pero creo que es necesario y espero que estén las condiciones.
A propósito de su compañero en Viña, ¿qué le parece lo ocurrido con Bailando por un sueño y Martín Cárcamo?
Admiro y respeto mucho el proyecto de Martín y del canal; soy testigo de todo lo que trabajaron y el corazón que le pusieron a un espacio de entretención que alegrara a los chilenos. Me da mucha pena lo que pasó con ese proyecto.