Por lo general, los inmigrantes comienzan a satisfacer la nostalgia por su país de origen a través de la comida, las fiestas populares o la música. Pero los venezolanos que residen en Chile, desde fines de 2018 la más numerosa comunidad de extranjeros en el país, han sumado un nuevo anzuelo a ese amor por la patria que se dejó: el humor.
Desde hace al menos dos años, la cartelera nacional ha abierto un sorpresivo y desconocido nicho concentrado en los humoristas y comediantes de ese país que vienen a hacer reír a la diáspora con rutinas, chistes o modismos que no solo aluden a su idiosincrasia, sino que también a la coyuntura social y política que desde hace años sacude a la nación sudamericana. Gran parte de esos cómicos también se ha visto obligada a abandonar su tierra, por lo que comparten casi las mismas experiencias que el público.
Luis Chataing, Erika de La Vega, Alex Goncalves, Jean Mary, Nacho Redondo, Led Varela, El Profesor Briceño, José Rafael Guzmán, George Harris y Manuel Redondo son los rostros de una cofradía que se formó en los medios y ahora hace vida en YouTube y plataformas de Podcast, donde mantienen su conexión con los venezolanos en el mundo.
"Me gusta pensar que el público que me acompaña en los shows se siente en casa durante hora y media. Al final, durante muchos años, les he acompañado desde la radio y la TV. Nuestra relación es entrañable", dice Luis Chataing, quien desde Miami transmite su webshow Conectados. El locutor y comediante, con 3,7 millones de seguidores en Instagram, fue víctima de la censura del gobierno de Nicolás Maduro, que presionó para sacar del aire su programa Chataing TV en 2014. "Estoy disfrutando mucho el aprendizaje, la adaptación y las libertades, pero también sorteando la dificultad de hacer crecer las plataformas", reflexiona Chataing, quien se viene presentando en Santiago desde hace años, aunque ahora ha tenido un reimpulso: estará el 26 de este mes en el Teatro Finis Terrae.
Led Varela fue parte de Chataing TV, hoy vive en México, es guionista del espacio Chumel con Chumel Torres de HBO y es la muestra más elocuente de la actual devoción de los inmigrantes venezolanos por sus comediantes: tiene dos fechas agotadas (11 y 12 de septiembre en el Teatro San Ginés y Teatro Finis Terrae), a lo que sumó un show para el día 8 de ese mismo mes en el Teletón. "No me interesa como comediante ir a Chile a hablar de la tragedia venezolana; no por omisión, sino que creo que es mi obligación dar un show que sea universal y que pueda disfrutar cualquiera", cuenta Varela, marcando una distancia con el acento más político de otras rutinas.
Aunque, más allá de eso, presenciar estos shows es también un viaje a la personalidad misma del venezolano: una audiencia que sabe reírse de su tragedia desde siempre y ahora más que nunca. La irreverencia, el sarcasmo y el doble sentido, como una coraza de su tumultuosa realidad, los libera de las noticias difíciles y les ayuda a exorcizar sus sentimientos contra la política.
"La política venezolana nos ha robado el espacio para hablar de otras cosas y nos hizo ser monotemáticos. Yo me propuse hacer mi stand up sin hablar de política. Propongo unirnos con la risa y el humor, sanar juntos riéndonos. Quiero hacer sentir que la nostalgia nos ancla y no nos deja avanzar", cuenta Erika de La Vega, conductora de TV con 2,4 millones de seguidores en Instagram y que se ha presentado en Chile en dos oportunidades.
"Cuando uno logra reírse de estos políticos, que lo único que han hecho en nuestro país es burlarse de la gente, uno logra sobrevivir. La mejor resistencia que podemos tener en este momento, además de la fortaleza interna y de corazón, es poder reírnos de nosotros mismos para avanzar a otro nivel", destaca George Harris, quien el 15 de agosto registrará un hito para el humor venezolano: será el primero en presentarse en el Movistar Arena.
"Mi humor tiene que ver mucho con la nostalgia, con ese pasado, lo que vivimos, lo que fuimos y lo que devino después. Esa cosa cotidiana que nos ocurre todos los días, con esa cosa que extrañamos los venezolanos por ya no estar en nuestra tierra. No significa que sea un show para venezolanos solamente. Es para los hispanos, porque todas nuestras historias convergen", puntualiza.
Los podcasts Escuela de nada, conducido desde México por Leo Rojas, Chris Andrade y Nacho Redondo, junto con Nos reiremos de esto, de Alex Goncalves y Jean Mary desde Miami, tienen una buena audiencia en Chile según los datos de las listas de programas que generan plataformas como Spotify. Ese barómetro se convierte en el primer paso para conquistar el mercado local. "Cuando trabajas con el humor, sientes un remordimiento o culpa por dedicarte a hacer reír en tiempos de profundo dolor, pero la respuesta de la gente ha sido siempre positiva", postula Jean Mary, quien pasó junto a Goncalves en abril por Chile.
En contraparte, Verónica Gómez, Manuel García, Alejandra Otero y Manuel Ángel Redondo son comediantes que siguen en Venezuela. Este último tuvo un modesto paso por Santiago el año pasado, donde contaba su experiencia cuando el gobierno lo sacó de la radio. "Sigo haciendo shows en bares por toda Venezuela. Hace poco hicimos uno a beneficio, durante los apagones, que se llamó No nos vamos a rendir; sin electricidad, ni microfonía, con velas en un bar. Un show basado en nuestras adversidades, vernos a la cara y reírnos de eso", cuenta Redondo.
"El mejor lugar donde están los venezolanos es Chile", confiesa Harris. Goncalves cierra: "Chile es un país con una movida cultural envidiable. Seamos embajadores de la buena onda y el buen sabor que tiene el venezolano. Entiendo que todos tengamos tristeza, pero no dejen que la nostalgia sea un yunque que no nos deje avanzar".