Juan Olivares tenía 19 años cuando decidió irse de Chile y estudiar dirección de cine en Buenos Aires. Fue allí que comenzó a interesarse en los efectos especiales y la post-producción. "Entré en una productora como junior, haciendo principalmente comerciales chicos. Y de a poco fui haciendo una carrera, trabajando desde comerciales hasta editando castings y matrimonios", cuenta.
Eventualmente se propuso dejar de lado el mundo de la publicidad y dedicarse a su verdadero interés, el cine. Una meta difícil, pero que por una serie de coincidencias, terminaron con Olivares trabajando en El secreto de sus ojos, la cinta argentina de Juan José Campanella que ganó el Oscar. "Era haciendo pegas bien básicas, pero era lo que quería hacer. Y así fue la primera película que trabajé, y el hecho que haya ganado un Oscar me abrió las puertas, sobre todo en Argentina", explica Olivares, hoy con 34 años y en la antesala del estreno de la primera película chilena en la que trabaja.
Se trata de Contra el demonio, cinta nacional de terror que llegará a las salas el 1 de noviembre, marcando el segundo largometraje de José Miguel Zúñiga (Fuerzas especiales). Pero antes de hacer los efectos de dicha cinta, Olivares recorrió un largo camino internacional.
Tras Argentina, saltó a Canadá, donde llegó acompañando primero a su novia, aunque terminó encontrando trabajo en una importante firma de efectos especiales, que en ese entonces se encontraba trabajando en Iron Man 3. "Era otro nivel. Fue como si nada de la experiencia de Argentina me hubiera servido".
En Vancouver el chileno trabajó en varios capítulos de la serie de superhéroes Arrow y en la producción de fantasía Once upon a time in Wonderland. Pero quizás el llamado más importante vino de Londres, donde Olivares trabajó en Guardianes de la galaxia (2014). "Es probablemente el trabajo más importante de mi carrera". Pero la relación con las cintas de superhéroes no terminó ahí. Poco tiempo después estaría en Deadpool (2016), específicamente en los efectos del personaje Colossus, que era 100% digital. "Los supervisores de efectos tenían súper claro lo que querían, porque teníamos que hacer a este tipo que estaba hecho de metal, pero que al mismo tiempo ese metal era su piel, y había que ver hasta cómo se le reflejaba el sol".
Pero tras esa última cinta, tanto Olivares como su pareja decidieron regresar a Chile. Al tiempo de buscar trabajo, Olivares entró en contacto con Zúñiga, y se sumó a la película que estaba trabajando; la historia de una familia que tras la muerte de un hijo comienzan a vivir acontecimientos paranormales, y que cuenta con las actuaciones de Julio Milostich, María José Prieto, Solange Lackington y Alonso Quinteros. "Era un sueño hacer cosas de género. En Chile hay muy pocas películas de este estilo, y no muchos han mezclado efectos reales con efectos especiales".