El anuncio tomó al mundo por sorpresa, pero para Sting (67) y Shaggy (50) hacer un disco y salir de gira juntos ha sido algo natural. "Todo tiene que ver con las energías, nos movemos y vamos tomando decisiones en base a lo que ellas nos indican", declara el primero, refiriéndose a su inesperada alianza con el intérprete de Boombastic. Porque si bien la historia oficial dice que el actual mánager del inglés (y exproductor del jamaiquino), Martin Kierszenbaum, fue quien los presentó, los músicos sacan a relucir una conexión más profunda entre ambos, casi como parte de un plan que el destino les tenía reservado.

La improbable sociedad musical, que debutó en abril con 44/876, un disco compuesto e interpretado a dúo, tiene su denominador común en Jamaica, la tierra donde Shaggy (Orville Richard Burrell) nació hace medio siglo y que el exThe Police adoptó como residencia temporal en los 80. Éste último, parte de la generación de jóvenes punks británicos influenciados por la inmigración jamaiquina, compuso clásicos como Every breath you take (1983) en el escritorio de la mansión que el escritor Ian Fleming edificó en Oracabessa, un pequeño pueblo al noreste de la isla caribeña.

La misma que luego fue propiedad de Bob Marley y donde años después Shaggy pasó su luna de miel.

"Si bien por ahora no tenemos planes concretos para el próximo año, no puedo afirmar que no haremos nada más juntos. Es igual a cómo surgió este disco: vamos viendo qué resulta en el camino", cuenta Gordon Sumner, el hombre tras Sting, quien llegaba ayer por la tarde a Santiago junto a su nuevo socio artístico para el concierto que realizarán esta noche en el Movistar Arena (21.00 horas), el último de un breve paso por Sudamérica tras cuatro meses de gira por Europa y Norteamérica.

Y aunque sólo ha pasado un año y medio desde su último concierto en el país, el británico, de amplia historia ante el público local, llega esta vez con uno de sus espectáculos más singulares, en el que conviven y se mezclan sus clásicos como solista y los de The Police con los éxitos bailables de su nuevo compinche y los singles de su álbum conjunto. Todo esto en un show de tono festivo que además de reunir a los músicos de ambos -entre ellos el experimentado guitarrista Dominic Miller y el baterista Josh Freese- guarda espacio para homenajes y guiños a Bob Marley, Harry Belafonte y otros nombres que, como ellos, tendieron puentes entre Jamaica y el resto del mundo.

"Vivimos en tiempos difíciles y estas canciones entregan un mensaje que es de entendimiento", asegura el autor de Fragile, consultado por el trasfondo político que se desprende de su nuevo proyecto, en especial en el contexto actual de Estados Unidos, donde ambos hoy residen. "Pero no es una respuesta sólo al país en el que estoy viviendo, es algo global. Los problemas políticos que comentamos son universales y los vemos en Venezuela, en Afganistán y en el Brexit", añade.

Ahora que el pop latino está de moda en el mundo, ¿cree que éste puede llegar a ser tan universal como el reggae y el ska?

La música latina ya está llegando a nuevos territorios y fijando nuevos precedentes en su historia, tiene todo para llegar al siguiente nivel.

¿Está familiarizado con el reggaetón?

Sí, lo estoy. Y me gusta.