En su caso, el elogio a la gastronomía chilena -recurso tan predecible en los libretos de buena crianza de los artistas foráneos, a la par con la fascinación por la cordillera o el vino -suena fidedigno. "Ir a Chile es una buena oportunidad para comer de nuevo machas a la parmesana, por lo que cualquier pretexto sirve para estar de nuevo allá", cuenta a La Tercera Emmanuel del Real (49), tecladista, jefe creativo y a momentos cantante de Café Tacuba, en un gusto culinario con raíces extensas.
En los 90, el conjunto transformó a Chile en el vértice de su expansión continental, con un segundo álbum, Re (1994), que acá copó hasta lo incalculable radios, programas de videoclips y festivales, mientras que en su país de origen lidió con la incomprensión, cierta frialdad que no cuajaba con las multitudes que los seguían más al sur. "Meme" ha narrado la historia cientos de veces, pero aquí va de nuevo: "En Chile nuestros temas conectaron desde un principio y fue esa retroalimentación con ustedes lo que hizo que en México, sobre todo el sello, pusiera sus ojos en lo que pasaba. Fue un impulso para nosotros".
En agosto, el cuarteto tendrá la oportunidad de reactivar esos vínculos, entre machas a la parmesana e históricas relaciones de camaradería, con un show el viernes 17 de ese mes en el Gimnasio Municipal de Concepción; y otro un día después, el sábado 18, en el Gran Arena Monticello. El artista sigue: "Por ejemplo, Conce es referencia de una gran amistad. Cuando pienso en Conce, pienso en mis amigos, en el público cuando hemos ido, en la comida que nos han ofrecido. Sobre todo pienso en mis amigos, será bonito poder estar ahí y tener presencia".
Y entre esas amistades en que ha pensado, el primer recuerdo recae en Álvaro Henríquez. El músico penquista que estableció un lazo de admiración y colaboración recíproca con Los Tacubos, con episodios recientes, como la participación de Del Real en el último título de Los Tres, el EP Por Acanga (2015), mucho antes que el chileno abriera una de las etapas más inciertas de su existencia, con un trasplante al hígado que hoy lo tiene en una recuperación sin fecha de término.
¿Ha seguido de cerca los difíciles momentos que ha atravesado su estado de salud?
Absolutamente, hemos estado muy pendientes, lo más cercano que hemos podido estar y que nos hemos podido informar. Digo, primero, encontramos muy complicada la noticia. Después muy alegre la buena noticia de que se está recuperando. Entendemos que está en un proceso en que las señales son positivas y de mejoría, pero será un proceso lento. Estamos muy pendientes. Cuando vi el video de aquel show en que no pudieron seguir tocando (N de la R: en Talagante en enero, cuando Henríquez presentó problemas para cantar), enseguida me di cuenta que había algo delicado.
Mucha gente lo condenó en redes sociales y sacó conclusiones de su estado antes de tiempo.
Esos son los peligros de las redes sociales, la gente al principio opina sin tener un contexto completo de la situación y encontré peligroso las frases que le decían. Pero bueno, también es parte de las redes sociales. Más allá de eso, la preocupación es lo que se podía leer entre líneas, había una preocupación desbordada por su estado. Y cómo no, si Álvaro es uno de los artistas más grandes de Latinoamérica y por supuesto en Chile. Seguimos pendientes, ojalá que se pueda recuperar lo más pronto posible y salir a la cancha de nuevo como corresponde.
¿A qué reflexión lo lleva a pensar que un amigo de casi su misma edad, que se mantenía activo, de un día para otro tiene que cambiar sus hábitos para poder volver a tocar?
Yo solo reflexiono que uno nunca sabe lo que va a pasar al día siguiente. Yo desde hace tiempo, y con los años, he entrado en este ejercicio de pensamiento en que todos los días trato de disfrutar lo que tengo en el presente. Y aprovecharlo y tratar de valorar lo que tengo, lo afortunado que me siento. Cada quien lo experimenta de diferente manera. No puedo opinar sobre las demás personas, cada quien tiene su proceso de vida, cada quien encuentra su forma de encarar y negociar lo que se le presenta, sus procesos personales. Yo aprecio mucho a Álvaro, es un amigo que quiero muchísimo, pero cada quien tiene sus modos de atender a sus preocupaciones, y sus problemas, o aciertos o alegrías, y es muy respetable. Cada quien es un individuo, y por eso respeto a los que se encuentran en su situación.
En las palabras del autor e intérprete del hit Eres asoman conceptos relativos al respeto por el otro, a disfrutar el aquí y el ahora, a cómo la marcha de la vida modifica la perspectiva con que se observa el mundo. Pero hace no mucho, Del Real y sus camaradas cantaron sobre eso mismo en su última entrega, Jei Beibi (2017), un cancionero de tono más sombrío y minimalista, donde ponen pausa a la fiesta chilanga para hablar de entrega incondicional por los hijos (como en la conmovedora El mundo en que nací, escrita por Del Real), la partida de los padres, la llegada al medio siglo de vida o crecer en un país acorralado por el narcotráfico y la inseguridad.
"Seguimos defendiendo la idea de hacer un disco, juntarnos en un proceso creativo que esta vez tiene que ver con nuestra vida, con el paso de los años, con que cada quien tiene su familia, intereses, etc. La filosofía de cada uno se ha orientado hacia distintos caminos. Cada álbum es una radiografía y este también".
Y ese mismo proceso de madurez los llevó, por ejemplo, a no tocar más La Ingrata, como una manera de cuadrarse contra los femicidios.
México está en una situación delicada. El crimen organizado ha tomado gran parte del control del país. Y con respecto a Ingrata, es como lo mismo, el no tocarla en los shows hizo que se hablara más del tema y se pudiera reflexionar. Y si eso hizo que se hablaran de estos asuntos, pues qué mejor. La canción estuvo compuesta de una forma en que tal vez no existía toda esta temática en la mesa, pero hoy está muy presente. Qué bueno que se habla de eso.