Cuando Thalía habla de sí misma en tercera persona, como ocurre un par de veces mientras contesta preguntas desde el otro lado del teléfono, más que una señal de soberbia parece un acto reflejo, un accidente honesto. Porque de alguna forma Ariadna Thalía Sodi, la niña destinada a ser estrella desde la cuna y que grabó sus primeros discos y comerciales antes de cumplir diez años, ha sido durante las siguientes cuatro décadas muchas personas en una: la estrella precoz del grupo infantil Timbiriche, la reina de las teleseries de Televisa de los años 90, la estrella multiventas de Amor a la mexicana y Piel morena, la estrella latina que dio el salto al hip hop anglo y un ícono para las minorías sexuales del nuevo siglo, así como, en los últimos años, una suerte de mentora para las cantantes de reggaetón.

Esta última faceta se reafirma en su más reciente sencillo, No me acuerdo. Un dueto junto a la dominicana Natti Natasha -la misma tras el éxito Criminal- que exuda sensualidad, picardía y empoderamiento femenino, y que se suma a las incursiones previas de la mexicana en el género urbano, con Maluma (Desde esa noche) y Becky G (Como tú no hay dos).

"Mientras más escuchaba la canción, más me pedía una colaboración con otra mujer fuerte, intensa, que dijera las cosas tal cual son, con garra. Y pensé inmediatamente en Natti Natasha. Nos conocimos en el primer día de grabación del video y se sintió como una amistad de años, de esas que empiezas una frase y la otra persona te la termina", cuenta Thalía sobre la génesis de esta alianza junto a la nueva estrella femenina del reggaetón, el primer anticipo de un nuevo álbum de estudio de la cantante que saldrá en los próximos meses, y con el que espera volver a las giras "y a Chile, que hace tanto tiempo que no voy, no sé por qué".

¿Cree que a estas alturas la mujer tiene otra presencia en el género urbano, lejos de la cosificación que se le ha criticado? ¿Esa era la idea del tema cuando decidieron grabarlo?

Con Natti tuvimos química total y eso ayudó mucho para que el video tuviera esa esencia pícara, coqueta, sexy, pero también irreverente y con fuerza y empoderamiento para decirle a las mujeres: "Tú di lo que sientas y si eso es lo que crees, eso es. Que nadie te cambie y no cambies por nadie. Di las cosas como son y si no le gustan a los que te están escuchando, pues que se vayan".

Luego de este dueto y el que realizó antes con Becky G, ¿se siente una suerte de mentora de las figuras femeninas del pop urbano?

Más que eso, tengo muy claro es que siempre quiero crecer, cambiar, evolucionar. He sido camaleónica toda mi carrera y me he reinventado muchas veces porque he escuchado lo que dice gente distinta a mí. Eso abre tu visión, te lleva a otras historias y por lo mismo creo mucho en estas colaboraciones. Becky y Natti tienen algo que decir y una forma de decirlo que tal vez es distinta a la mía, pero cuando nos juntamos explotamos. Y aunque con las chicas es empoderamiento, también me encanta cantar con Maluma, Prince Royce, Fat Joe o Tony Bennett.

¿Cómo va a ser su próximo disco? ¿Irá por la línea de este single?

Es que, ¿sabes? Tengo esa dualidad. Puedo cantar una balada cortavenas, que a muchos de mis seguidores les encantan, pero también tengo muchos fans a los que les fascina la Thalía fiestera, la Thalía de baile, de letras con contenido pero también divertidas y sexys. Este disco trae ese balance, tiene esa felicidad, además de invitados que ahora no puedo nombrar.

Entre esos públicos distintos que menciona, hay uno que incluso ha sido destacado por la revista Time, que la ha declarado ícono gay. ¿Cuál es su vínculo con esa audiencia y sus demandas?

Claro que hay un vínculo, sobre todo por que son muy cariñosos conmigo. Para mí es una tremenda felicidad que mi música pueda inspirarlos a tener fuerza, a luchar por sus ideales y sus sueños. La música es para todos, alivia el alma, libera y empodera a quien la escucha.