*Este artículo es parte del especial conjunto por los 30 años del plebiscito de 1988 entre La Tercera y la Escuela de Comunicaciones y Periodismo de la Universidad Adolfo Ibáñez.

El año del plebiscito la Araucanía ya era la región más precaria del país, con una población eminentemente rural. El 60% estaba bajo la línea de la pobreza, por ingresos, según la encuesta CASEN realizada por el Ministerio de Planificación y Cooperación (MIDEPLAN) de la época.

La vulnerabilidad de la vida en el campo se nota en las obras anunciadas entonces por la prensa local: la instalación de un sistema de alcantarillado y red de electricidad para Perquenco; un teléfono público en las localidades de Coipue y Cahuinpangue, en Freire; casetas sanitarias y teléfono público para Pitrufquén. Una lista larga que incluye a localidades que hoy tienen alto valor turístico, como Villarrica y Pucón; ahí, donde cada verano llega un mar de turistas chilenos y extranjeros con gran poder adquisitivo, no había condiciones sanitarias mínimas. Las promesas y las obras en desarrollo para ambas ciudades en octubre de 1988 incluían alcantarillado y agua potable.

Las encuestas oficialistas aseguraban que Pinochet ganaba en La Araucanía, pero no había que correr riesgos. Si Concepción y Valparaíso eran ciudades claves para el No, los militares transformarían Temuco en un bastión del SÍ. Lo harían con una batería de anuncios en materia de vivienda y obras públicas, con énfasis en el mes de septiembre y la primera semana de octubre, donde participarían alcaldes de las comunas más emblemáticas, el ministro de la vivienda Miguel Ángel Poduje y el intendente Alejandro González.

El viernes 30 de septiembre este último encabezó la entrega de casetas sanitarias y títulos de dominio en la comuna de Collipulli. A través de un comunicado, la secretaría de prensa de la intendencia relataba en estos términos lo que ocurrió en ese acto oficial: "Interrumpido constantemente por aplausos y gritos de apoyo al Gobierno, la autoridad anunció la pronta instalación del alcantarillado y agua potable para la población de Collipulli que llegará a más de mil familias (…) y para la localidad de Curaco se abre el próximo 11 de octubre la propuesta pública para la instalación del servicio de agua potable rural con una inversión de 9 millones de pesos" (publicado por el Diario Austral en su edición del 2 de octubre de 1988).

La campaña del Sí buscó eco en las comunidades indígenas. El 30 de septiembre el comité comunal mapuche de Traiguén celebró el nguillantún, antigua ceremonia religiosa de agradecimiento y rogativa de bienestar. Según cuentan algunos medios temuquenses de la época la celebración fue a nombre de Augusto Pinochet. Había división. El mismo día, las organizaciones Nehuen Mapu, Ad Mapu y Lautaro Ñi Ayllarehue, llamaron a sus comunidades a preferir la opción No. En su mensaje acusaban al gobierno militar de eliminar, hogares y becas para estudiantes mapuche y aprobar decreto de ley que dividían sus tierras.

Con el control militar en la zona, la problemática indígena no se manifestaba a través de ataques incendiarios. Los primeros reportes de prensa datan de 1997. Es interesante constatar que en Ercilla y Collipulli, en la provincia de Malleco, calificada hoy como "zona roja", hace treinta años se impuso el Sí con un 56,7 por ciento.

El interés por lo que iba a ocurrir ese 5 de octubre en Temuco y las otras comunas de la región no se redujo solo a las figuras políticas del ámbito local. Una semana antes llegó a la zona Angelo Bernassola, senador italiano y vicepresidente de la Internacional Demócrata Cristiana, en calidad de observador internacional. El 4 de octubre lo hizo su compatriota, la militante socialista Nadia Massino, parte de una delegación que incluía a tres parlamentarios peruanos, los diputados Celso Sotomarín y Roberto Ramírez, y el senador Felipe Osterling. Junto a ellos, anunciaban su arribo los costarricenses Etelberto Jiménez, Ademar Vega y Rony Ramirez, y el boliviano Fernando Caxias, como consta en diversos artículos del Diario Austral.

El día del plebiscito, al caer la tarde, las cifras oficiales daban al Sí por ganador por amplia mayoría, pero el comando opositor tenía otros números. Avanzada la madrugada entregaron a la prensa sus propios cómputos, que indicaban que el No había ganado en la provincia de Cautín tanto en mesas de mujeres como varones, por 113.063 contra 112.346 preferencias.

Finalmente, un mes después se oficializó el resultado. A las 10 de la mañana del 5 de noviembre de 1988 se reunió el Tribunal Calificador de Elecciones, integrado por los ministros de la Corte Suprema Emilio Ulloa, Carlos Letelier y el abogado Sergio Gutiérrez, presididos por Víctor Manuel Rivas del Canto. A las 18.30 horas firmaron el documento que señala que en 15 colegios escrutadores y 1.312 mesas de sufragios correspondientes a la Araucanía, de un total de 417.436, el Sí consiguió 220.090 votos, contra 187.071 del No, 5.630 votos nulos y 4.645 blancos.

Evolución en el tiempo

El Censo de 1992 da cuenta que, de los 781.242 habitantes de la Araucanía, el 38,7% vivía en áreas rurales y el 61,3% en centros urbanos. Actualmente hay 957.224 personas, un 70,9% se sitúa en ciudades y pueblos y un 29,1% reside en el campo, según el Censo 2017.

La agricultura, la ganadería y la madera eran la actividad económica más importante de la Araucanía en 1986. Según cifras que daba a conocer entonces el Instituto Geográfico Militar, ese sector generaba el 29,8% del Producto General Bruto regional. Hoy el rubro silvoagropecuario aporta el 10,1% del PGB regional.

La región en la que se impuso el Sí todavía es la más pobre de Chile. La encuesta Casen 2017 reveló que un 17% de sus habitantes está en la categoría de pobreza por ingresos, mientras un 28,5% bajo la línea de la pobreza multidimensional.

La inclinación a la derecha también se mantiene, la Araucanía es donde mejor le fue a Sebastián Piñera en la segunda vuelta de la última elección presidencial, ahí obtuvo un 62,40% de los votos según cifras del SERVEL.