En su segundo año de gobierno, Gabriel Boric –a diferencia de todos sus antecesores- tendrá que convivir con una elección de convencionales y otro plebiscito que, sin duda, polarizarán el ambiente. No obstante, las cifras indican un efecto pendular en varios temas y un regreso a la moderación que podría dar al Mandatario espacio para concretar sus reformas y subir su alicaído apoyo. Hay una brusca caída de la violencia como fin para conseguir cambios, la confianza en carabineros se encuentra en su nivel más alto y existe una suerte de recuperación del orgullo nacional. Sin embargo, seguirán los coletazos del estallido y la pandemia -económicos y en salud mental- y la delincuencia se mantendría como la principal preocupación de los chilenos. Esta sensación de inseguridad y la inflación comenzarán a modelar las encuestas políticas.