Han pasado 7 años desde que saltó al primer plano como dirigente de la FECh, cargo que no quería y que la sumió en una vorágine que incluyó convertirse en personaje nacional y mundial, masculinizarse, blindarse, embarazarse y ser electa diputada. Ahora, con 30, confiesa que se ha quitado la coraza, admira a las dirigentes feministas y quisiera dejar ese internado machista que es el Parlamento.
Ximena Torres Cautivo / Fotografía Juan Pablo Sierra
9 jun 2018 01:50 PM