En 1975 José Koechlin, fundador de los hoteles Inkaterra, abrió su primera "posada" en Tambopata, después de producir en ese pedazo de la Amazonía peruana la famosa película "Aguirre, la ira de Dios", del director alemán Werner Herzog. Con ese mismo equipo construyó la humilde pero cómoda base para estas experiencias de vida, como les llamó, la parte rentable del proyecto que tiene como fin la conservación y valoración de los recursos naturales y culturales de su país. Un turismo que hasta estos días parece de avanzada. Un hombre de sabia humildad y gran aventura que marcó pautas –todavía– en lo que hoy se conoce como desarrollo sustentable y ecoturismo. Pronto a abrir su octavo hotel en el norte el país, hablamos de sus visiones y de cómo se construye un presente responsable y consciente del futuro.