Una compañera de clase lo describió como un “chico tranquilo” y callado. Desde un año antes del tiroteo, el adolescente ya estaba en la mira del FBI.
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Un creador de contenidos especialista en armas replicó las condiciones de ese día para mostrar una simulación de cómo fue el ataque del joven estadounidense.
El FBI continúa su investigación para dar con las motivaciones del joven de 20 años que disparó contra el expresidente Trump, mató a una de las personas que asistían al evento de campaña e hirió de gravedad a otras dos. Este fin de semana se conocieron nuevos hallazgos.
En su ensayo Un país bañado en sangre, el fallecido escritor plasmó varias de sus reflexiones más íntimas sobre las armas y su estrecho vínculo con la sociedad estadounidense.
El FBI analizó el teléfono de Thomas Matthew Crooks y no encontró nada que explicara por qué intentó asesinar al expresidente.
Antiguos compañeros dicen que Thomas Matthew Crooks tenía pocos amigos y que a veces era víctima de bullying.
El objetivo del expresidente marca quizá la más estrepitosa crisis de seguridad de la agencia desde que Reagan fue tiroteado en 1981.
Se trata de un exbombero y simpatizante del líder republicano, que recibió el disparo mientras protegía a su familia.
El sujeto de 20 años se encontraba en posesión de material explosivo tanto en su domicilio como en su automóvil particular.
Junto al atacante también fue confirmado un espectador muerto y dos heridos de gravedad. Todavía se investigan los motivos del tiroteo.
Se trata de un arma que destaca por ser ligera, personalizable, de gran potencia y fácil acceso para los estadounidenses.
La defensa afirmó que Robert Bowers sufre de severa enfermedad mental y tuvo una infancia difícil.
Se trata de Mauricio García, quien llegó al centro comercial armado con un rifle, para así protagonizar una nueva masacre que remece a Estados Unidos.
El tirador llegó al recinto equipado con un arma de combate. Según datos del personal médico, las edades de las víctimas van desde los 5 hasta los 51 años.
Los registros grabados por las cámaras corporales de los agentes muestran cómo fue el violento encuentro entre la policía y el atacante en el Old National Bank de Louisville, Kentucky.
