El Pequeño Cottolengo es la institución más grande en recibir personas con discapacidades intelectuales y motoras severas en Chile. Teresita Errázuriz es una de ellas, con una excepción: a pesar de su autismo severo y su incapacidad para comunicarse, dibuja y pinta sobre cerámica con resultados sorprendentes. De las 550 personas que viven en los tres hogares, es la única que tiene un oficio. Esta es la historia de Teresita y el Cottolengo.
Ignacio Bazán
14 oct 2017 06:15 PM