Tienen de rodillas al fútbol y también a la sociedad. Firman las amenazas y los actos de vandalismo que han bloqueado el torneo y, según el gobierno, acaudillan los episodios de violencia en el estallido. Son las barras bravas, una lacra que campea a sus anchas y sin control desde hace tiempo.
Un centenar de fanáticos de la Garra Blanca cumplió la amenaza y boicoteó La Calera vs. Iquique. Se suspendió toda actividad en Primera División, Primera B y Segunda División, por falta de contingente policial. El Sifup anunció que sus socios no jugarán mientras no se den las condiciones. El martes habrá Consejo de urgencia en Quilín.
"Si la policía no ha sido capaz de controlar los desmanes, menos podremos nosotros", dicen los encargados del orden en los estadios, que sufren económicamente la inactividad.
La mayoría de los detenidos está vinculados al porte de armas en los estadios, quienes registraban órdenes de detención pendiente. Este rastreo tiene como objetivo evitar hechos de violencia vinculados al partido de mañana.
La batalla campal se registró en Milán entre los ultras de las escuadras italianas, lo que dejó un lamentable balance de un fallecido y varios heridos.
La situación ocurrió cuando los de la Academia volvían de Paraguay tras el partido por Copa Sudamericana. El capítulo aún no se cierra.
La hinchada de Guaraní Antonio Franco, que participa en el torneo Federal A, tuvo un encontró que terminó con dos personas hospitalizadas.
