El ámbito privado de un artista pop no merece mayores juicios, a no mediar que sus acciones infrinjan la ley. Pero esta concepción en que el público demanda comportamientos ejemplares a sus ídolos musicales, junto con depositar unas expectativas morales absurdas hasta convertir a la estrella en un ser incuestionable -el fenómeno de las swifties por ejemplo, célebres por su intolerancia ante cualquier análisis a la cantante-, es de los mayores absurdos de nuestro tiempo.
2 jun 2023 07:08 PM