El funeral del barrista que murió acribillado en La Pintana, aunque terminó con un detenido, dicen desde Carabineros, no tuvo un mal balance: se mantuvo la seguridad dentro del cementerio, no hubo armas de fuego, ni se lanzaron fuegos artificiales. Eso sí, advierten algo: la falta de una ley que regule estas ceremonias masivas dificulta la gestión y la coordinación de los equipos de seguridad.
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