El punto de encuentro del primer cónclave del presidente electo está lleno de historia. A inicios de los 70, la casona de El Arrayán fue el refugio de fines de semana de Salvador Allende junto a su secretaria Miria Contreras, “La Payita”, dueña del lugar. Tras el golpe militar se convirtió en un hogar de niños vulnerables, que sería administrado por diferentes dueños hasta inicios de los 90. Y años más tarde pasó a manos de dos de los hijos de Contreras, quienes la convertirían en un centro de eventos.
María Fernanda Leiva
26 ene 2022 01:57 PM