“El cambio está guiado por el principio de promover en la causa de la paz. Está claro que ver el conflicto desde una perspectiva no ayudará a alcanzarla. Cualquier solución duradera no puede ser a expensas de palestinos o israelíes. El conflicto debe ser resuelto a través de negociaciones entre ambas partes”, declaró la ministra australiana de Relaciones Exteriores, Penny Wong.
Las Fuerzas de Defensa israelíes (FDI) han indicado a través de su perfil en la red social Twitter que sus soldados han “neutralizado a tres terroristas que les dispararon desde un vehículo”. El aumento de las tensiones durante los últimos meses se ha saldado con la muerte de más de 185 palestinos y 25 israelíes, mientras se teme que pueda haber un estallido generalizado de violencia.
Un joven de 17 años murió en una aldea cerca de Ramala cuando policías fronterizos disparon a “sospechosos enmascarados” que lanzaban piedras a los soldados, según versión de las autoridades judías. El otro palestino murió al ser atacado en su automóvil en la ciudad de Nablus.
El fallecimiento de un joven de 19 años, identificado como Badr Sami Ribhi al Masri, tiene lugar días después de que el Ejército judío lanzara una operación en Yenín, la de mayor escala llevada a cabo por las fuerzas hebreas en Cisjordania desde el final de la Segunda Intifada hace cerca de dos décadas.
Las tensiones son altas después de una operación militar israelí en Cisjordania ocupada.
Las familias palestinas de Yenín comienzan la limpieza y planean los funerales después de la operación militar más grande en el territorio ocupado en más de dos décadas.
“Un combatiente de las Fuerzas de Defensa de Israel ha muerto esta noche por disparos durante la operación contra la infraestructura terrorista de Yenín”, reza un comunicado del organismo. A la vez, el Ministerio de Sanidad palestino confirmó este martes el fallecimiento de una duodécima persona por la operación israelí y no descarta que el balance de víctimas aumente, ya que hay heridos en estado crítico.
Junto con el lanzamiento de al menos 10 ataques con aviones no tripulados contra edificios, Israel desplegó una brigada de tropas -lo que sugiere entre 1.000 y 2.000 soldados- respaldada por excavadoras blindadas y francotiradores en los tejados. Al menos ocho palestinos murieron en la ofensiva.
El Ministerio de Salud palestino confirmó que al menos ocho personas habían muerto y más de 50 habían resultado heridas, en el marco de una de las mayores incursiones de fuerzas israelíes en Cisjordania en 20 años.
El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, instó al Gobierno de Israel a detener esta expansión en “territorio palestino ocupado”. Dijo que este tipo de acciones "alimenta significativamente la violencia, aumenta el riesgo de confrontación, afianza aún más la ocupación y socava el derecho del pueblo palestino a la libre determinación”.
El ministro de Seguridad de Israel rechazó las quejas sobre los asaltos de colonos en territorios palestinos durante una reunión con el primer ministro del país, Benjamin Netanyahu. El jefe del servicio de Inteligencia hebreo, Ronen Bar, advirtió de que los colonos pueden ser objeto de actos violentos en represalia por los ataques contra poblados árabes en Cisjordania.
Los ataques fueron en represalia después de que cuatro israelíes murieron por dos tiroteos perpetrados cerca del asentamiento de Eli, en Cisjordania. Los colonos también bloquearon el tráfico, arrojaron piedras a los vehículos de los palestinos y destrozaron propiedades, como una escuela, una tienda y campos agrícolas.
A juicio del secretario general de la ONU, António Guterres, la decisión del Gobierno de Israel “afianza aún más la ocupación” de los territorios palestinos, “invade” su tierra y sus recursos, “obstaculiza la libre circulación de población palestina” y “socava el derecho del pueblo palestino a la libre determinación y la soberanía”.
Los hechos ocurrieron en la ciudad de Nablús cuando los soldados demolían la casa de "uno de los terroristas que llevaron a cabo un atentado” en el que falleció un soldado israelí el año pasado, según la versión entregada por las autoridades militares de Israel.
Luego del asalto a la mezquita de Al Aqsa, en pleno Ramadán, este viernes hubo un intercambio nutrido de proyectiles entre el Ejército israelí y las posiciones de Hamás, en una escalada de violencia mayor inédita desde 2006.
