El decreto promulgado este viernes por el mandatario brasileño reduce el número de armas que los civiles pueden tener para su seguridad personal y exige tener documentos para demostrar que necesitan poseerlas. Bolsonaro había flexibilizado la tenencia de armas con el argumento que los “buenos ciudadanos” debían tener derecho a proteger a sus familias y bienes.
Desde la ONG Amnistía Internacional se informó que las fuerzas rusas, luego del colapso de la represa de Kajovka en Jersón, “han mostrado la más absoluta indiferencia por la vida y la dignidad humanas” al priorizar “sus propias necesidades de seguridad”. “Las fuerzas rusas ocupantes deben cumplir urgentemente sus obligaciones en virtud del Derecho Internacional”, demandó el organismo humanitario.
Un portavoz de la junta militar de esa nación asiática argumentó que el ataque se dirigía contra terroristas de las Fuerzas de Defensa del Pueblo (PDF) que participaban en una ceremonia, alegando que eran personas pertenecientes al grupo aunque vistieran de civiles. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, condenó la masacre.
El mandatario anunció que dará luz verde a la "tenencia y porte de armas de uso civil para defensa personal de acuerdo con los requisitos de ley y reglamentos", ante el aumento de la delincuencia y la inseguridad en el país. Mientras algunos sectores políticos respaldan la iniciativa, otros la consideran una grave equivocación.
A los civiles también se les permitirá llevar y usar aerosoles de gas pimienta para defensa personal, añadió el Presidente Guillermo Lasso, quien además declaró estado de excepción en Guayaquil.
Los cuerpos de todas las víctimas trasladadas a un hospital estatal presentaban heridas de bala en la cabeza, citó la agencia de noticias estatal SANA. La prensa local dijo que las personas asesinadas estaban recogiendo trufas del desierto cuando fueron atacadas. La provincia de Homs, lugar de la masacre, está controlada por el Gobierno sirio y sus aliados.
Es un objetivo principal para ambos bandos debido a la presencia de sus industrias clave y a su importante puerto fluvial. Desde hace meses han surgido informes sobre sabotajes y asesinatos de funcionarios designados por Moscú, en lo que parece uno de los movimientos de resistencia ucranianos más activos en el territorio ocupado.
Un primer grupo de residentes que buscan salir de Jersón llegue a la región rusa de Rostov el viernes. Para los analistas occidentales esta es una de las señales más claras hasta ahora de que Moscú está perdiendo el control del territorio que dice haber anexionado.
Autoridades locales señalaron que ha habido “otro ataque enemigo” contra un edificio residencial, aunque por el momento no se ha informado del número de víctimas. “¡Otro ataque enemigo! ¡Quédense en los refugios! El enemigo continúa aterrorizando la ciudad”, alertaron por las redes sociales.
Estas sepulturas clandestinas se agregan a las halladas en Bucha, Izium o Mariúpol, todas ellas localidades donde Kiev descubrió cadáveres de civiles tras la expulsión de las tropas rusas.
Los misiles afectaron a edificios de apartamentos en la ciudad de Zaporiyia, en el sur de Ucrania, dejando siete muertos y cinco desaparecidos.
“Más de 24.000 objetos civiles han sido alcanzados por los bombardeos rusos (...). Y el número de civiles que han muerto durante esta guerra ya supera las 7.000 personas, mientras que otros 5.500 han resultado heridos”, aseguró el viceministro del Interior de Ucrania, Yevhenii Yenin.
“Un ataque con misiles golpeó nuevamente un sector residencial. Las tropas rusas van a todos los lugares a los que pueden llegar. Vinieron a nuestra tierra con el propósito de matarnos, y no se detendrán hasta que los detengamos”, sostuvo el jefe de la Administración militar regional de Donetsk, Pavlo Kyrylenko, en su cuenta de Telegram.
La policía en Ucrania evacuó a civiles en la ciudad de Pryvillia, en la región oriental de Luhansk, mientras el área estaba bajo intenso ataque. Pryvillia se encuentra a 20 km al norte de Sievierodonetsk, escenario actual de intensos combates entre las fuerzas rusas y ucranianas.
El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha cifrado este miércoles en 3.974 los civiles muertos y 4.654 los heridos por ataques y bombardeos en territorio ucraniano. Por otra parte, más de 6,6 millones de personas han dejado el país, principalmente con destino a Polonia.
