Las bibliotecas nunca son lugares estáticos y pensar en esa fractura implica imaginar un incendio o una forma de la ausencia, acaso otro avatar de La Moneda bombardeada. Pienso en mi propia experiencia, mientras crecía leyendo la biblioteca familiar donde, por ejemplo, la línea natural que unía a las novelas del boom, Onetti o Cortázar, con los libros de Quimantú había sido interrumpida o arrancada de cuajo.
Álvaro Bisama
11 sep 2019 01:39 PM