"Se toman no sólo para recrearse, sino siempre: para despertar, para dormir, para no sentir, para sentirse uno mismo. En los últimos años, los tranquilizantes se han vuelto el fetiche de los más jóvenes".
Constanza Michelson
28 jun 2019 06:27 PM
"Se toman no sólo para recrearse, sino siempre: para despertar, para dormir, para no sentir, para sentirse uno mismo. En los últimos años, los tranquilizantes se han vuelto el fetiche de los más jóvenes".
Al padre, dada su contingencia, hubo que inventarlo tantas veces, tantas, hasta que se convirtió en un nombre: el nombre del padre.
La pregunta por lo humano ha vuelto a ser pertinente en estos tiempos. Sin ir más lejos, es el tema del Congreso Futuro que comienza la próxima semana: "¿Qué especie queremos ser?" es la interpelación que convoca a quienes allí participamos. En la búsqueda de una respuesta caben distintas miradas, desde diferentes orillas del pensamiento. Neurólogos, lingüistas, filósofos, poetas, expertos en Big Data, sicoanalistas.
Y es que -aunque sea una idea contraintuitiva - si Dios ha muerto no está todo permitido, como escribió Dostoievsky, sino que está todo prohibido. Ante la incertidumbre, ni a quien echarle la culpa, se busca otro control, planteó Lacan.
Según estudios, en la última década se tiene menos sexo. Parece que el placer se va deserotizando frente a las atracciones tecnológicas. Lo erótico mismo se va modelando por las nuevas formas de comunicación.