"Al fin conocía el original del cual la Plaza de Armas santiaguina parece una miniatura picaneada. Respiré ese aire nuevo, ese olor tan específico como vago que tienen las ciudades, igual que las personas. No podía dejar de sentir un efecto de sublimidad por lo inmenso de las construcciones del Zócalo y por la explanada misma, levemente estropeada por una gran carpa blanca, tan desangelada que por un momento creí estar en la Enade".
Vicente Undurraga
7 sep 2019 10:30 PM