La influyente magistrada de la Corte Suprema llegó hasta su alma mater, donde hace clases desde hace 40 años, y se topó con una sorpresa que la indignó: las autoridades de la unidad académica prohibieron que entrara a su propio despacho. Una instrucción de la Fiscalía provocó que la jueza, quien el día anterior entregó voluntariamente su celular y notebook personal, se viera impedida de entrar a su lugar de trabajo donde aún no ha sido despedida y solamente tiene suspendida sus actividades docentes.
12 sep 2024 08:30 PM