Una isla en el fin del mundo, una reserva de ballenas azules y un oasis colonial en el desierto. Estos son algunos de los destinos emergentes que los viajeros han elegido para este verano, según distintos actores de la industria del turismo nacional. Alejándose de las rutas tradicionales, los visitantes decidieron recorrer la naturaleza y los terrenos más vírgenes del país. Mientras bajan los precios de los vuelos y mejoran las instalaciones turísticas, aumenta la búsqueda por experimentar la biodiversidad de los territorios nativos repartidos en más de 4.000 kilómetros de costa y montaña. Un turismo distinto, muchas veces más precario o extravagante, busca marcar la diferencia para este 2019.