Francisca Valenzuela / Ilustración: Edith Isabel
14 feb 2019 10:57 AM
Diez personas entre las que se contaban víctimas de infidelidades, solteros que quieren enamorarse, maridos traicionados y quienes nunca han sufrido por amor se juntaron a conversar y a desahogar sus experiencias de pareja más desgarradoras. Entre el amplio espectro de desilusiones que supone el desamor, estos extraños descubrieron que tenían mucho más en común de lo que creían antes de conocerse. Aquí una crónica de lo difícil que puede ser la aceptación del dolor y lo llevadero que puede ser compartirlo.
Siete años después de que terminamos con mi ex, nos juntamos para enfrentar las versiones que teníamos de nuestra historia. Para mí fue inesperado; habíamos vivido el quiebre de forma distinta y conversarlo me hizo entender que muchas veces elegimos interpretar el pasado a nuestro favor. A pesar de lo que había querido creer, yo no era la víctima.
Después de terminar una relación viene, junto a la inevitable tristeza, una etapa cultural bastante enraizada: juntarse con la ex pareja y devolverse recuerdos. Objetos que en algún momento fueron compartidos, pero que, con el final del vínculo amoroso, hay que definirles un nuevo dueño. Polerones, discos, libros y, a veces, incluso un perro o un gato. Pero lo que queda no son solo cosas materiales. Aquí, algunas historias de lo que puede dejar un ex, además de un corazón roto.
Hace más de cuarenta años que la antropóloga Helen Fisher se dedica a estudiar el amor y su efecto en el cerebro. En sus investigaciones, describe este sentimiento como una adicción y plantea que dejar una relación amorosa, ya sea por voluntad propia o del otro involucrado, debe seguir los mismos pasos que una desintoxicación. Aquí, Helen nos dice qué hacer y qué evitar para aliviar el dolor.