Tomó la píldora, empezó a trabajar, se puso mini y bikini. Con todo eso ganó una inusitada libertad, que tuvo costos: mientras en Valparaíso el obispo de entonces amenazaba con excomulgar a cualquiera que se atreviera con el bañador de dos piezas, en las aulas de la UC el pantalón estaba prohibido. Pequeños actos de rebeldía que terminaron por generar todo un cambio cultural.
Bárbara Riedemann
5 sep 2017 01:13 PM