Una serie de factores pesan en las proyecciones de cara a 2018. Se mantiene la discusión sobre la resiliencia del crecimiento económico global, también hay dudas de que la inflación pueda subir más dado el retiro de estímulos de parte de los principales bancos centrales de sus políticas ultra expansivas. Mientras, el mundo espera atento los detalles de la escala y la probabilidad de reforma fiscal en Estados Unidos. Sumando a ello los efectos políticos que puedan emanar del Brexit, Medio Oriente o Asia, el próximo año seguramente volverá a sorprender.