Si hay algo sabroso que traen las inmigraciones, es la comida. Un traspaso cultural que entra rápido, conquista y, sobre todo, cambia la escena tanto como las mismas personas. Justamente esto celebramos abriendo bocas y cabezas para dar la bienvenida mordisqueando el alimento más básico y esencial de todos: el pan. Aquella sofisticada preparación ha acompañado a la humanidad hace más de 8 mil años, desde el momento en que el hombre pasó a ser sedentario y a procesar materias primas. De ahí que el trigo, el maíz y el arroz –más varios otros– determinen geografías que hoy cruzan fronteras y paladares. El pan simboliza y habla de identidad, pertenencia, costumbres, sentirse en casa sin ir más lejos. Eso compartimos a través de seis panes extranjeros hechos artesanalmente. Una especie de canasta surtida que llega a la mesa de esta ciudad y que cada vez se agranda más.
Por Raquel Telias Producción Isabel Margarita Carrasco Fotos Alejandra González
11 may 2017 03:47 PM